No hay retórica florida que disimule que por ser la política la disputa por el poder en ella no hay ángeles, sólo seres humanos. Por eso otra vez la sociedad mexicana ha sido intencional y maniqueamente dividida en choque entre el bien y el mal. Acá los buenos, allá los malos.
Durante poco más de 15 semanas, como en toda democracia, la resiliencia y temple de millones de ciudadanos de a pie serán puestos a prueba con implacable y diario bombardeo de medias verdades y no pocos descarados embustes. Ni modo.
Dentro de 111 días iremos a las urnas no a optar por el bien y el mal, sino a decidir entre dos mujeres de carne y hueso, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez. Inútil pronosticar. John Kenneth Galbraith dijo que hay dos categorías de pronosticadores: los que no saben nada y los que no saben que no saben nada.
¿Soldados buenos y soldados malos?
Con el respeto de siempre a la investidura, pero es posible, ojo, posible, no necesariamente probable, que a mediano plazo quien quiera que sea la inquilina de Palacio Nacional deba enfrentar el malestar en las fuerzas armadas porque, pese a los elogios, mañaneramente se les acusa de graves delitos.
En lo general los militares que recorren regiones para apaciguar la violencia, no pretenden impunidad si violan el código militar y la ley, pero si las falacias de haber “matado en caliente” o complicidad con los criminales que mataron a los normalistas causan desasosiego.
Los altos mandos, pese a lo ocupado que están en desahogar cargos y encargos presidenciales, cada día tendrán más dificultades para justificar que los militares sean arbitrariamente clasificados y tratados como “soldados buenos, soldados malos”.
Está garantizada la integridad de la elección
Confiando en la esperanzadora frase de hace 21 siglo del romano Tito Livio: “el sol no se ha puesto por última vez, quien esto escribe confía que, en la elección del próximo 2 de junio, como en todas las anteriores, los ciudadanos y ciudadanas de a pie garantizarán la integridad de la elección.
A pesar de las intemperancias del oficialismo, léase Mario Delgado, y hasta de Palacio Nacional con falaces acusaciones, la realidad es que el día de la elección no son los partidos ni las autoridades quienes reciben, cuentan y suman los votos de los electores.
Lo hacen quienes fungen como funcionarios de casilla, vecinos de cada sección, y, digan lo que digan “las campañeras”, durante 27 años han contado y sumado bien. Ellos son la garantía y confiemos que así siga.
NOTAS EN REMOLINO
Creo que se equivoca la doctora Claudia Sheinbaum. Su protección no debe ser discreta, debe ser ostensible, para desalentar a cualquier espontáneo. No jueguen con la tranquilidad de la Nación… Una falta de respeto de una senadora de Morena increpar al embajador estadunidense Ken Salazar en una ceremonia en la cual era invitado. Granitos en el arroz… Revela la autoridad federal que hay 620 efectivos para vigilar las carreteras. Uno se queda con la duda, ¿son muchos, son pocos y, sobre todo, son suficientes para la crisis de seguridad en las carreteras?… En 2023 recortaron 103 mil millones de pesos en salud. Ah, eso explica tanto. “Uno deja de pensar con claridad cuando le da prioridad a la política de partido”, dijo Rudy Guiliani…