Contra los 742 mil pesos que invierte el gobierno estatal en la construcción de un aula, habitantes de comunidades serranas y el gobierno Federal se han aliado para dignificar sus espacios educativos con apenas el 20 por ciento del presupuesto que invierte la administración estatal en la construcción de espacios similares.
Gilberto Herrera Ruiz, Delegado Federal de Programas para el Desarrollo, expuso que mientras el gobierno de Francisco Domínguez ha fijado el costo de cada salón en “Por lo menos” 700 mil pesos, en la comunidad de El Cantoncito, perteneciente al municipio de Peñamiller, los padres de familia han logrado edificar dos aulas con sus respectivos baños a un costo de 300 mil pesos. Y no es la única historia de éxito; 130 mil pesos en la Sierrita Pinal de Amoles, 120 mil en el Naranjo Cadereyta y 170 mil en Cañada del Varal Amealco,
Cobijados con el programa Federal “La Escuela es Nuestra”, habitantes de los confines de la entidad ladrillo a ladrillo, han logrado imponerse al pesimismo que mostraron autoridades estatales a sus históricas demandas de espacios educativos dignos “Están locos si creen que con 150 mil pesos van a construir un aula, les dijeron las autoridades educativas del Estado. Los padres de familia entraron en dudas, que necesitan al menos 700 mil pesos, que el acarreo de materiales hasta este lugar tan lejano es muy caro. Don Cirilo, padre de oficio albañil y que estudio hasta 2o de primaria, me dijo en voz bajita, ¡sí podemos! ¡Confíe en nosotros! Ya verá!. ¡Adelante! ¡Vamos a hacerlo! Dijeron los padres y madres de familia. Y así poquito a poco, tabique por tabique fueron haciendo realidad los salones de sus hijos” expuso Herrera Ruiz.
La Escuela es Nuestra, beneficiará a una matricula estimada en 12 mil 500 estudiantes de nivel básico de 349 planteles asentados en comunidades de alta y muy alta marginación. Sin “moches” ni intermediarios, son los padres de familia quienes ejercen de forma directa los recursos. Se pueden invertir entre 150 mil y hasta 500 mil pesos dependiendo de la matricula registrada en cada escuela. Son ellos quienes en su tiempo libre, van dando forma a las nuevas aulas. Acarreando materiales, haciendo labores de mampostería o mezclando cemento, todos le apuestan a que sus hijos tengan las oportunidades de igualdad educativa que a ellos se les negó.
Contra los 742 mil pesos que invierte el gobierno estatal en la construcción de un aula, habitantes de comunidades serranas y el gobierno Federal se han aliado para dignificar sus espacios educativos con apenas el 20 por ciento del presupuesto que invierte la administración estatal en la construcción de espacios similares.
Gilberto Herrera Ruiz, Delegado Federal de Programas para el Desarrollo, expuso que mientras el gobierno de Francisco Domínguez ha fijado el costo de cada salón en “Por lo menos” 700 mil pesos, en la comunidad de El Cantoncito, perteneciente al municipio de Peñamiller, los padres de familia han logrado edificar dos aulas con sus respectivos baños a un costo de 300 mil pesos. Y no es la única historia de éxito; 130 mil pesos en la Sierrita Pinal de Amoles, 120 mil en el Naranjo Cadereyta y 170 mil en Cañada del Varal Amealco,
Cobijados con el programa Federal “La Escuela es Nuestra”, habitantes de los confines de la entidad ladrillo a ladrillo, han logrado imponerse al pesimismo que mostraron autoridades estatales a sus históricas demandas de espacios educativos dignos “Están locos si creen que con 150 mil pesos van a construir un aula, les dijeron las autoridades educativas del Estado. Los padres de familia entraron en dudas, que necesitan al menos 700 mil pesos, que el acarreo de materiales hasta este lugar tan lejano es muy caro. Don Cirilo, padre de oficio albañil y que estudio hasta 2o de primaria, me dijo en voz bajita, ¡sí podemos! ¡Confíe en nosotros! Ya verá!. ¡Adelante! ¡Vamos a hacerlo! Dijeron los padres y madres de familia. Y así poquito a poco, tabique por tabique fueron haciendo realidad los salones de sus hijos” expuso Herrera Ruiz.
La Escuela es Nuestra, beneficiará a una matricula estimada en 12 mil 500 estudiantes de nivel básico de 349 planteles asentados en comunidades de alta y muy alta marginación. Sin “moches” ni intermediarios, son los padres de familia quienes ejercen de forma directa los recursos. Se pueden invertir entre 150 mil y hasta 500 mil pesos dependiendo de la matricula registrada en cada escuela. Son ellos quienes en su tiempo libre, van dando forma a las nuevas aulas. Acarreando materiales, haciendo labores de mampostería o mezclando cemento, todos le apuestan a que sus hijos tengan las oportunidades de igualdad educativa que a ellos se les negó.