Por una #SociedadHorizontal
En medio de la ola de información que predominó la semana pasada, con la elección de la presidente Norma Piña, al frente de la Suprema Corte de Justicia y la aprehensión de Ovidio Guzmán en Sinaloa, poca atención tuvo la declaración realizada por el presidente López Obrador en una de sus mañaneras. El mandatario habló sobre los programas sociales y la repercusión que estos tienen en el ánimo de las personas de escasos recursos a la hora de votar.
El mandatario declaró que “ayudando a los pobres va uno a la segura, porque ya sabe de que cuando se necesite defender, en este caso, la transformación, se cuenta con el apoyo de ellos”. Este tipo de respuesta no se encuenta entre “sectores de clase media, ni con los de arriba, ni con los medios, ni con la intelectualidad”. Al final remató, “entonces no es un asunto personal, es un asunto de estrategia política”. Ya en otras ocasiones, AMLO ha señalado que los pobres sí agradecen la ayuda que se les presta.
Es claro que López Obrador no es el primer presidente o político que está conciente de esta situación. Es posible conseguir el voto de los sectores de bajos recursos con políticas enfocada a ellos e incluso es factible manipularlos. Sinembargo, tal vez si sea el primer mandatario que manifiesta públicamente esta convicción con una claridad con tal contundencia.
El estudio “Ricos, pobres y clasemedieros, ¿quiénes votan más?”, publicado en Nexos por Aleister Montfort y Sergio A. Bárcena, apoya esta posición. Tras analizar las votaciones de 2018 y 2021, los autores explican que los altos índices de participación electoral en las secciones electorales “menos favorecidas del país”, se debe a “la existencia de una movilización inducida a partir de prácticas clientelares”. El ensayo señala que “el intercambio de votos por bienes o programas sociales ocurre sobre todo en los sectores económicamente precarizados de la sociedad, pues allí se encuentran los votantes altamente movilizables por las estructuras partidistas mediante apoyos, compra de votos o propaganda de las políticas sociales”. Incluso la compra de voto es más común en las clases bajas, lo que incide “fuertemente en la propensión de los ciudadanos a participar en los comicios”.
El estudio también subraya que en entornos altamente desiguales, “los gobiernos (por estrategia electoral) favorecen políticas redistributivas, las cuales son apoyadas en las urnas por los votantes de menor ingreso y, al mismo tiempo, son rechazadas, mediante el voto, por las capas poblacionales de mayor acceso a recursos materiales”. Es decir, la votación favorable hacia un partido en los estratos económicos más bajos, también refleja el apoyo de “un sector de la sociedad que ve en el partido gobernante un defensor de sus intereses”, principalmente mediante políticas redistributivas.
En síntesis, aunque en entornos de alta desigualdad, los mas pobres sean más susceptibles de insertarse en las redes clientelares de los partidos o del propio gobierno, “el efecto en la participación es mayor en las clases económicamente desfavorecidas”, también porque el votante se siente atraído por los programas redistributivos. Por último, los niveles de participación más bajos, han estado en los estratos medios. Aunque en 2018 éstos votaron por Morena y en menor medida en 2021, se han mantenido como los estratos más apáticos en los procesos electorales recientes.
Por lo pronto, el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2023 plantea una asignación de 865 mil 227 mdp para programas sociales, lo que representa un aumento de 18.8% en términos reales, en comparación con el 2022. En este contexto, tan solo el programa de adultos mayores implicará un total de once millones de beneficiarios.
En lugar de quejarse del “inusal cinismo” que para muchos exhibe lo dicho por AMLO, habría que pensar que la #SociedadHorizontal tiene frente a sí un manual objetivo de la estrategia electoral que se desarrollará desde el poder. Esto conlleva una importantísima oportunidad para decidir qué camino tomar. Ser apática como lo ha sido principalmente en sus clases medias o por el contrario, provocar una amplia movilización de este segmento, que al mismo tiempo que impida la manipulación del voto, se enfoque en proponer un enfoque redistributivo que sea igual o más atractivo para conseguir el voto de los pobres. Esa es la clave en Edomex en 2023 y para las presidenciales en 2024.