Otra vez, como si fuera parte intocable de los usos y costumbres de la ciudad eternamente asediada, acosada; casa de vándalos, espacio del petardo y reino del motín venga o no venga a cuento y necesidad, protesta contra lo tolerado como si aun estuviera prohibido, reivindicación del derecho a frenar la procreación, abortar, raspar, matar al feto, interrumpir el embarazo como si su legalidad quirúrgica, segura y gratuita, no se hubiera logrado plenamente en la capital del país, gracias, entre otras cosas, a la ley promovida por la mujer ahora hundida en la cueva de Santa Martha, pero eso es cosa ahora sin importancia, la injusticia cabe en otro capítulo.
En este sólo queda el espacio del desastre urbano, como ayer y como hace varios días; tiempo pata denunciar el complot de las empresas privadas las cuales subsidian a las ocupantes de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, sin una sola lágrima, por diez, doce, quince mujeres policías golpeadas por el “Bloque negro”, gracias a la aplicación de un “protocolo” pasivo en el cual las hembras de uniforme, asalariadas en los umbrales de la miseria y la vejación, terminan en el hospital mientras las selváticas protestantes gozan de la libertad sin espacio para su castigo, porque un gobierno emergido de la pedrea callejera, no p8iuede actuar con quienes usan sus propios métodos.
La Secretaría de Protección Ciudadana protege a todos menos a los ciudadanos, y los viandantes se espantan en las corretizas y los comerciales sufren a cada semana en repetidas versiones nacionales de las noches de cristales rotos, como en la Alemania del Siglo Pasado.
Ellas son las “feminazis”. ¿Pero quien les paga? ¿Quién subsidia el vandalismo?
Lejos de los vapores de la mostaza gaseosa, lejana de los escudos de duro acrílico transparente con los cuales las uniformadas son golpeadas, en lugar de servirles para protegerse con ellos, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum nos participa a sus gobernador de una noticia “bomba”: hay un complot de la derecha, de personas cercanas al gobierno anterior, de aleves defraudadores fiscales; pútridos factureros, malévolos contratistas del “out sourcing”. Ellos son, ellos son:
“ (EC).- María Beatriz Gasca,vicepresidenta de Responsabilidad Social y Recursos Humanos de GINgroupy quien lidera el movimiento ‘Mujeres “menos” poderosas’, sería la responsable del financiamiento de la toma de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), así lo informó la mandataria capitalina, Claudia Sheinbaum.
“En conferencia de prensa, acusó a Gasca Acevedo de financiar la “okupa”de la recién nombrada “Casa Refugio, ni una menos”.
«Qué hace una vicepresidenta de Gingroup apoyando a una toma de la CNDH?, esa es la pregunta que debería contestar», dijo Sheinbaum”.
Pues Gingroup y la señora Gasca ya han respondido. Se llaman inocentes, le quitan la chamba y la dejan a su suerte.
— Claudia Sheinbaum no se explica cómo es que las feministas autodenominadas “radicales” son financiadas por Gingroup, que —enfatizó— es una empresa que ha sido investigada y ligada a las que emiten facturas falsas, así como por outsourcing.
“Sin embargo –dice Eje Central–, la mandataria capitalinano ofreció pruebas concretas.”
«Esto que damos a conocer son cosas públicas», dijo.
A veces al gobierno le da pena ser gobierno. Obviamente las calles de Cuba y cercanas –así como los teléfonos celulares–, están plagados de “orejas” y espías de la jefatura de Gobierno, pero los modos contemporáneos no les permiten reconocer sus justos recursos. Entones mienten con patrañas como esta:
“…la información sobre María Beatriz Gascallegó a través de una persona quien insistentemente la buscó porque «tenía información que quería poner a mi disposición»…
Aquí una pequeña digresión: buscar con insistencia a la jefa de Gobierno para hablar con ella no garantiza verla. Es más fácil hablar con Isabel II en Buckingham.
«Nos mencionó a esta mujer y a partir de ahí fue que hicimos una investigación pública, por eso digo que esto no es una investigación judicial».
Pues debería ser una investigación judicial se deberían castigar los delitos de despojo y todos los demás en este caso, pero nada se va a hacer. No al menos contra las “okupas”; quienes pronto serán asimiladas por las estructuras clientelares e Morena y tendrán chamba en alguna alcaldía.
Es mucho más rentable, en términos de validez discursiva, culpar a las ricachonas de automóvil lujoso, como patrocinadoras del vandalismo.
Ni se castiga a la vaca ni a quien le mata la pata o le sostiene la mata. ¿O cómo era?