Las “Poquianchis” eran las mujeres que administraban un tristemente célebre prostíbulo ubicado en San Juan del Río. Su fama desbordó las fronteras de Querétaro. Me intrigaba que en una ciudad tan levítica y pacífica como es San Juan, hubiera existido un giro negro con un éxito regional y fama nacional. La razón no podía ser por una posible inclinación voluptuosa y fiestera de los hombres del Bajío.
La respuesta me la dio un ex trabajador del lugar. En esos años se construía la carretera Panamericana, los campamentos más cercanos eran habitados por ingenieros y trabajadores, que venían de toda la República y el lugar más cercano para gastar y divertirse era San Juan del Río.
Bueno, pues esa cantidad de profesionistas y trabajadores de la carretera Panamericana son una humilde cuadrilla en relación con la cantidad de gente que ocupará el Tren México-Querétaro. En el tren Maya, al inicio de sus actividades, trabajaron cien mil personas, en nuestro Estado serán mucho más, no únicamente por la extensión de las vías sino también porque la repatriación de muchos paisanos expulsados por nuestro vecino del norte, obligará al gobierno federal a buscarles trabajo lejos de la frontera. Las obras del tren serán un espacio ideal, no solamente para traerlos y reclutarlos, sino también para hacerlos militantes de las causas de Morena.
¿Quiénes se disputarán a los trabajadores? El tren Maya, que es nuestro espejo más reciente, registra la participación de dos líderes sindicales: Víctor Flores, dirigente del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana, que pertenecía a la CTM. Hace unos ayeres era un sector del PRI y ahora toca la puerta para pertenecer a Morena. Pedro “Haces”, las comillas son para resaltar que así se apellida, es diputado por Morena y secretario general de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México.
Vale recordar que Ferrocarriles había tenido líderes tan austeros como aguerridos: Valentín Campa y Demetrio Vallejo. Ahora, argumentarán, quienes están de acuerdo con la histórica ley del péndulo, que se ha cumplido con los nuevos líderes ferrocarrileros esa fatalidad. De los actuales líderes no hay ni a cuál irle. Los dos son amantes descarados del boato.
Flores tiene, entre otros extravagantes gustos, retratarse acompañado con jóvenes y bellas mujeres. Pedro Haces se distingue, no tanto por la defensa intransigente de sus trabajadores, sino por su afición a asistir a los espectáculos deportivos viajando a Estados Unidos; últimamente la prensa difundió fotos de un lujoso rancho al sur de la CDMX, con hotel, salón de fiestas y hasta plaza de toros. Obviamente no es resultado de sus cuotas del INFONAVIT.
El ferrocarril será construido y administrado por el Ejército, no creo que estos dos impresentables líderes sindicales vayan a tener mucho margen de actuación en la rebatinga de ferrocarrileros. En el caso de Querétaro deberíamos presionar a que los trabajadores sean fundamentalmente queretanos o avecindados en nuestro Estado; ejerceremos esta presión conscientes que los espacios laborales serán reducidos por la llegada de nuestros hermanos migrantes arraigados en la frontera. Es el tren México-Querétaro la válvula de escape más a la mano que tiene el gobierno federal para desinflar el polvorín que se puede venir con tanto desempleado expulsado de Estados Unidos.
Con una poca, solo una poquita de imaginación, sin necesidad de convertirnos en Nostradamus, podemos predecir, no solamente los efectos demográficos de esta auténtica invasión, sino también las consecuencias económicas, políticas, culturales, en pocas palabras, en todo el sistema de convivencia de Querétaro.
Obviamente, ya lo hemos advertido, si ante los problemas normales del Estado, el gobierno ya no tiene ni los recursos mínimos para hacerles frente, ahora que se le vienen de a montón tantos retos del mega proyecto, necesitará de la participación de todos, principalmente, como dicen en mi rancho, de manera muy principal, de los empresarios queretanos. ¿Por qué?
El poder de las empresas tiene su punto de apoyo en su poder económico, su poder de diálogo con las autoridades estatales, y nacionales a través de sus organismos centrales; tienen poder ambiental; por supuesto poder tecnológico vinculado con su poder de organización. Nacionalmente prueba de su poder es que de cada siete pesos que el gobierno ha invertido en los mastodónticos proyectos, las empresas privadas se han llevado un peso. En el sexenio pasado se les adjudicaron contratos por lo menos 735 mil 679 millones de pesos.
En el caso del Tren Maya, y lo más probable es que repitan los beneficiarios en Querétaro. fueron el Grupo Carso, Mota-Engil, Grupo INDI y, por supuesto, ICA. En las diversas inauguraciones del Tren Maya podría faltar el maquinista, pero no Carlos Slim.
Si el tren se construirá en nuestro Estado es de elemental derecho que las empresas queretanas participen en la gran derrama de recursos. El Tren México-Querétaro costará 144 mil 099 millones de pesos, casi 100% más que lo proyectado inicialmente de 75 mil millones de pesos.
¿Pueden las empresas queretanas competir con los grandes consorcios? No quiero ser pesimista, pero tengo la impresión que no tenemos capacidad. Esto no significa que ante los recursos destinados nos quedemos como el chinito, nomás mirando y obsequiando en bandeja nuestro cuerpo geográfico sin nada a cambio. Si las empresas queretanas ofrecen bienes y servicios competitivos, no es filantropía entre los capitales privados, tienen derecho a participar como empresas asociadas con los gigantes empresariales.
Quisiera realizar una pequeña autocrítica, no se emocionen los lectores, será una pequeña autocrítica. Resulta que durante mucho tiempo la empresa me pareció una organización dedicada exclusivamente a la ganancia de sus propietarios. Desde hace varios años me han hecho comerme mis palabras. Las empresas, tal vez presionadas por las autoridades, empezaron preocupándose por los problemas de salud: “Nada con exceso, todo con medida”. El resultado de esta nueva publicidad fue que los consumidores vieron con gran simpatía que las empresas no tenían objetivos meramente utilitarios y colaboraban a una superior forma de vivir y convivir. Lo que mejoraba la imagen de la empresa y sus productos.
Conforme ha pasado el tiempo, son más las firmas comerciales que, conscientes que no son islas, sino que están insertas en la sociedad, participan y hasta encabezan causas sociales como la lucha contra el calentamiento del planeta o advierten sobre el cuidado del agua, de los bosques y hasta de las mascotas.
Obviamente no han abandonado sus objetivos principales: la rentabilidad y la ganancia, pero al aceptar que son, efectivamente, personas morales, asumen en forma cada vez más generalizada su responsabilidad ética y social. Esta postura ha ido en aumento y lo reconozco.
Últimamente esa interdependencia de la empresa y el entorno en el que actúan ha asumido un giro interesante. Las empresas se han convertido en las más severas críticas de las otras empresas de su ramo, lo hemos podido observar en el mundo de las apuestas: “Otras compañías te ofrecen ganancias, premios casi imposibles de lograr”. ¿Qué tiene que ver mi acto de contrición con el tren?
Esta posibilidad de crítica entre las empresas, sin duda un beneficio de la libre competencia, ha llegado a los concursos públicos. La empresa química Apollo presentó una demanda para impugnar una resolución de PEMEX, que le dio a QMAX el control de un contrato, pese a que no tiene experiencia técnica necesaria para el servicio; no conforme con esta crítica la ventaneó. Informó que apenas el año pasado la empresa denunciada como incompetente había salido de un proceso mercantil para reestructurar deudas por mil quinientos millones de pesos.
Los empresarios queretanos cumplirán su responsabilidad social demandando que las licitaciones del tren eléctrico sean transparentes; que la información fluya para todos y no solamente para las empresas consentidas. Que las asignaciones sean por medio concursos abiertos, no por asignaciones directas, siempre sospechosas. En resumen, que en el tren eléctrico México- Querétaro los recursos se administren combatiendo la opacidad, la discrecionalidad y, por supuesto, la impunidad.
Los empresarios queretanos tienen un gran compromiso en la defensa de sus intereses particulares, pero una mayor responsabilidad social, para que el tren eléctrico no se descarrile. como lo fue en sus orígenes en 1981, o como lo fue el Tren Maya, en las vías torcidas de la ineptitud y de la corrupción. La participación de los empresarios queretanos será fundamental para aprovechar el tren y no que nos lleve…