Lo primero que hay que apuntar es que “Las sequías son períodos de tiempo en los que se da un déficit en la disponibilidad de agua en un determinado lugar.”
De ahí se comprende que un evento climatológico como la sequía, tiene un tiempo en el que aparece, es decir, un periodo en el que se hace presente con todas sus consecuencias.
Al igual que hace cientos de años, las sequías siguen provocando pérdidas en los cultivos, daños en los ecosistemas, incertidumbre, conflictos sociales y otros problemas a nivel medioambiental, económico y político.
Dado que las sequías han estado presentes en la historia humana, y lo seguirán, resulta que esa presión hídrica, la naturaleza ya la ha experimentado y salido adelante, por más tiempo que dure, no así, el ser humano, que ha tenido que mudarse o migrar de una zona a otra por la falta de agua, como sucedió con la civilización maya en México.
El ser humano realiza estimaciones de tiempo, en función del volumen disponible de agua para su consumo, sin embargo, como no es posible estimar o mejor dicho, determinar el periodo o tiempo que durará la sequía, sólo le queda administrar el agua para asegurarla por un periodo determinado (un año, dos o tres). De donde resulta que podríamos equiparar Volumen disponible= A un Tiempo determinado.
Luego entonces sequía podría significar, por un lado, un indeterminado tiempo y por otro, un periodo de tiempo determinado de subsistencia de acuerdo con la disponibilidad de agua almacenada.
La sequía seca nuestro tiempo de vida, acorta en tiempo las actividades que realizamos como bañarnos, cerrar las llaves de agua mientras limpiamos los dientes, o lavamos los trastes.
Todo se evalúa en volumen y tiempo, lo que también sucede con las fugas de agua en el sistema del servicio de agua potable.
Por ello, no podemos hablar sólo de volumen de agua o sólo de tiempo, los dos aspectos son completamente interdependientes y de ello dependemos en nuestras vidas.
A pesar de que se diga que el agua es un recurso vital para la vida, faltaría decir, por un tiempo determinado.
Bajo un contexto de sequía, el tema de la oferta y la demanda son cruciales. Y la segunda, es decir, la demanda, es mas factible administrarla que la oferta, por ello, cuando hablamos de un volumen disponible, se esta hablando también de un periodo determinado. Lograr ahorrar o eficientizar el consumo de agua, tiene que ver con un determinado tiempo, mientras que la sequía, como fenómeno climatológico, no es posible determinar el periodo de tiempo que durara.
Este caso es un ejemplo de sobreposición, en el que por un lado hay indeterminación del tiempo que abarcará la sequía y por el otro, de un tiempo determinado a partir del volumen disponible, lo que implica, ahorrar el máximo de agua, para alargar su disponibilidad.
O sea que hay dos aspectos, la indeterminación de un periodo de sequía y la determinación finita de la disponibilidad de agua, en un espacio y tiempo determinado.
Normalmente asociamos el volumen, a la cantidad de agua que necesitamos diariamente, pero olvidamos, que dicho volumen, esta en función de una cierta disponibilidad y que ella, también se ajusta a un determinado tiempo. Lo cual se traduce en que el volumen, determina un tiempo.
Entonces la demanda requiere de un volumen determinado, y a su vez, dicho volumen determinado implica una demanda del vital líquido, pero para un cierto tiempo, pues la oferta, dada principalmente por la lluvia, es indeterminada.
Quizá por ello, se habla ahora mas seguido del Día Cero para determinadas ciudades, pues el tiempo se acorta debido a que la demanda no disminuye y sólo se tiene un volumen determinado y, la oferta (que ampliaría el volumen disponible) esta congelada o indeterminada.
El consenso científico expresado en el Resumen para formuladores de políticas del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de 2007 es que el ciclo del agua continuará intensificándose a lo largo del siglo XXI, aunque esto no significa que las precipitaciones aumentarán en todas las regiones. En las áreas terrestres subtropicales, lugares que ya son relativamente secos, se prevé que las precipitaciones disminuyan durante el siglo XXI, lo que aumentará la probabilidad de sequía.
En la actualidad existe amplia evidencia de que el aumento de la variabilidad hidrológica y el cambio en el clima ha tenido y seguirá teniendo un impacto profundo en el sector del agua a través del ciclo hidrológico, la disponibilidad de agua, la oferta de agua y la asignación de agua a nivel mundial, regional, de cuenca y local.
«La termodinámica fundamental y los modelos climáticos sugieren que las regiones secas se volverán más secas y las regiones húmedas se volverán más húmedas en respuesta al calentamiento.”