- Acapulco podría marcar al gobierno del tabasqueño
- Mayela Portos es la futura presidenta de la Fecapec
- Los manifestantes en el plantón de Plaza de Armas
- La presidenciable Claudia Sheinbaum la cruzazuleó
Desamparados.
La imagen -el rostro desencajado- del presidente Andrés Manuel López Obrador “atorado” en la autopista del Sol, cuando intentaba llegar al puerto de Acapulco ayer después del medio día, muestra la tragedia que desde hace más de 24 horas viven nuestros hermanos en Guerrero y la franja costera que sube hacia Michoacán (Coyuca, Atoyac, Tecpan, Petatlán y Zihuatanenjo), pero también rumbo al centro del estado.
El gobierno de México había informado que el huracán Otis pegaría en el Puerto entre las 4:00 y las 6:00 de la mañana del miércoles. Pero el “atípico” meteoro ingresó a las 00:25 minutos: 3 horas con 35 minutos antes.
Golpeó la bahía con una violencia que, efectivamente, como dice la narrativa oficial, no tiene parangón.
Y lo digo con conocimiento de causa: Este reportero cubrió en 1997 los estragos causados por el Huracán Paulina (de categoría 4), en Guerrero y Oaxaca.
Los daños ocasionados en aquel momento en el anfiteatro de Acapulco o en Puerto Ángel, no pueden ni de cerca, compararse con los mostrados por las imágenes de corresponsales y enviados especiales a la zona cero.
La gran diferencia, un cuarto de siglo después, es que con Paulina se movilizaron los servicios de emergencia y se activaron con prontitud las fuerzas civiles y militares. Los servicios colapsaron, pero se reactivaron horas después.
Sí, aceptando que la fuerza de Otis y su evolución de Tormenta Tropical a Huracán 5 en tan solo 12 horas fue algo nunca visto, ningún gobierno debería llamarse sorprendido por un fenómeno natural de esa envergadura. No hay pretexto y debió preverse.
Los mexicanos hemos vivido sismos, explosiones, inundaciones, incendios. Estamos, por decirlo coloquialmente, curtidos en temas de desastres naturales y no tan naturales que implican errores humanos, como San Juanico o los temblores de 1985 o 2017.
Por eso y más, es inaceptable la indefensión que al menos durante las primeras 15 horas vivieron los habitantes y turistas que se encontraban en Guerrero a las 00:25 del miércoles.
Ni el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador ni la gobernadora Evelyn Salgado Pineda ni la alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez, le respondieron en tiempo y forma a la ciudadanía que clamaba por agua, pan o medicamentos.
Hay, creo yo, momentos que definen -para bien o para mal-, cómo será recordado un gobierno y su líder.
A Miguel de la Madrid se le reprocha su inacción, frialdad y distanciamiento social durante las primeras horas del 19 de septiembre de 1985, en aquél terrible sismo.
A Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y hasta Enrique Peña Nieto se les podrán criticar o echar en cara infinidad de errores. Pero sí tuvieron algo que hoy parece escasear: Operaban, se movían y reaccionaban a fenómenos de categoría 4 o 5, como Paulina, Gilberto, Wilma o Ingrid. A sismos como los de Oaxaca, Puebla, Guerrero o Chiapas.
En cuestión de horas, por aire o tierra, llegaban a apoyar a la gente. A darles una palmada, un mensaje de apoyo y a liberar recursos del famoso Fondo Nacional para Desastres Naturales (Fonden). Y también a tomarse la foto.
Hoy, más allá de los discursos en sentido contrario, tristemente, López Obrador ha derrochado el dinero que se destinaba para este tipo de tragedias en apoyos a vivienda, medicina, enseres. No hay dinero porque se le entrega a los jóvenes que no trabaja; a los que siembran árboles, a…
Pero además ha demostrado que no tiene brújula. Ha perdido el rumbo y su cercanía con la gente y sus decisiones son tomadas en torno a una utilidad, muchas veces, política o clientelar. Ha tirado dinero que hoy es necesario.
Así las cosas, y con el dolor y la incertidumbre a cuestas, ayer, los damnificados tuvieron que esperar una eternidad para que el presidente López Obrador, su gobernadora y su alcaldesa, asomaran la cabeza por los rumbos de Guerrero o aunque sea en redes sociales.
Lo dicho: Hay tragedias que marcan a un gobierno. Que muestran su talante y oficio, o su falta de oficio y eficacia a la hora de gestionar una crisis como la ocurrida en Guerrero.
Pobre Guerrero.
Pobre México.
-LA CARAMBADA-
Pregunta.
Son las 7:00 pm de este trágico miércoles y el presidente no aparece en Acapulco: Seguramente lo hará en las próximas horas.
¿Pero dónde está la gobernadora Salgado, que desde muy temprano mostró hiperactividad en Twitter (Equis), en una zona donde supuestamente no había telefonía, luz, ni internet?
¿Y la alcaldesa Abelina?
Su ineficiencia es criminal y les pasará factura.
Al tiempo.
-OÍDO EN EL 1810-
Triunfadora.
Mayela Portos fue electa ayer vicepresidenta de la FECAPEQ, la Federación de Colegios y Asociaciones de Profesionistas del Estado de Querétaro. La líder de los abogados litigantes será la siguiente presidenta, cuando termine Ofir Aragón. Enhorabuena.
-¿PREEEPAREN?-
Plantón.
¿Y cuánto tiempo van a estar aquí?
Eso preguntó un colega a los líderes de la marcha del agua, en nuestra Plaza de Armas.
Tres años, contestó.
Mientras tanto, carpinteros contratados por la Secretaría de Turismo del Estado terminaban de instalar el altar de muertos y el famoso “Ánimo” llegaba en su carromato amarillo a lanzar vivas a México y Querétaro.
¡Viva Maconí! le respondieron los que caminaron unos 200 kilómetros para exigir el líquido que les prometieron cuando Paco Garrido gobernador hizo el Acueducto II.
Por ahí, frente a la Casa de la Corregidora el profesor Sergio Gurrola decía que este movimiento es popular y rechazaba la paternidad de Morena o del senador Gilberto Herrera Ruiz.
Otros participantes, megáfono en mano, hacía su mitin en la entrada lateral de palacio, en las calles de Pasteur, exigiendo respuestas al gobernador Mauricio Kuri y reprochando el uso de ese acceso por parte del personal para ingresar o salir.
Doy fe.
-¡AAPUNTEN!-
Martes negro.
La favorita en la carrera presidencial, Claudia Sheinbaum, tuvo su peor día anteayer en un semivacío estadio del Cruz Azul al que los morenistas de su ciudad no llegaron. Estuvo peor incluso, recuerda mi hermano Armando, que el desairado mitin de Josefina Vázquez Mota, ahí mismo, hace seis años.
La cruzazulearon.
-¡FUEGO!
Gallo de oro.
Silvano Téllez, goleador histórico del Querétaro, comentaba la mezquindad de los organizadores del reciente festejo del equipo de sus amores, en donde por muchos años vistió el número 10. Y es que, descuidados, ni una playera le obsequiaron, pero eso sí, según supo, le pagaron un millón 600 mil pesos a Ronaldinho por venir a la celebración
¡Porca miseria!