La aparición del libro “El Rey del Cash”, rompió todas las expectativas. El libro se convirtió intempestivamente, en un inusitado fenómeno de difusión viral, en el que tanto detractores como quienes apoyan al presidente López Obrador, se dieron a la tarea de difundirlo por todas las plataformas que la tecnología les permitió, ya fuera para atacar al mandatario o defenderlo tras conocer su contenido.
El libro escrito por la periodista Elena Chávez y prologado por Anabel Hernández ha resultado lectura obligada, no necesariamente porque en el existan datos duros o evidencias que pudieran formar parte de procesos judiciales, sino porque representa un elemento importante, para entender la forma en que funciona el sistema que nos ha gobernado desde hace muchas décadas.
En su capitulado, la autora le entrega al lector una perspectiva personal, de momentos importantes de la historia reciente, vividos cerca de López Obrador. Da cuenta de la manera en que, desde su experiencia, a través de un esquema de financiamiento ilegal, se financiaron actividades políticas y electorales. Las críticas no se han hecho esperar. Desde las desacreditaciones personales a la autora, hasta los señalamientos en contra del formato y sobre la veracidad de los hechos. No obstante, la descripción testimonial sobre los instrumentos empleados para luchar y acceder al poder, ofrece una importante orientación didáctica y a la vez simbólica, que rebasa a los personajes ahí expuestos.
El error de quienes aprovecharon la aparición del libro para criticar al presidente, es que fijan nuevamente su mira en la figura del mandatario y no en la problemática estructural que define a la política mexicana. Caen en la intención de desbarrancar a AMLO, sin aceptar que fueron partícipes de la construcción de ese modelo, del cual también se beneficiaron.
Un reporte realizado por Integralia hace algunos años establece que, por cada peso público involucrado en las campañas políticas, llegan a haber siete de origen privado que circulan fuera del monitoreo de la autoridad, cuyo origen es mayoritariamente ilícito. Por ello, dese hace muchos años he insistido en que existe una “Cadena” claramente articulada, que describe la forma en que se genera, funciona y se retroalimenta la corrupción en el país. Una Cadena formada por cinco palabras que empiezan con letra C, que articulan lo que hoy nos vuelve a recordar el libro de Elena:
Campañas políticas. Requieren cada vez mayores cantidades de dinero para que un candidato pueda moverse, sea viable y competitivo.
Compra de votos. Mediante el uso de efectivo o el reparto de utilitarios, propaganda y bienes de todo tipo (despensas, bultos de cemento, láminas de cartón, etc). Aquí también podría usarse otra palabra con C: “Cash”.
Compadres. Son aquellas personas cercanas a los candidatos, que financian estos procesos con la finalidad de beneficiarse una vez que se obtiene el triunfo.
Contratos. Quienes apoyaron con recursos durante las campañas, se convierten en proveedores de bienes y servicios públicos, con la venia de la autoridad electa.
Crimen. Los delincuentes apoyan a los candidatos con dinero o presionando a sus contendientes, para después desarrollar las actividades ilícitas en franca complicidad con quienes ganaron la elección. Sirva como ejemplo el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
El actual sistema político mexicano, fomenta la corrupción y la impunidad. Desviar dinero se castiga con una simple multa que implique cuando mucho, tal vez solo el doble del dinero que es descubierto como ilícito. No hay una sanción política contundente como sería la pérdida del registro del partido político en cuestión o estar impedidos de registrar candidatos. Nuestro marco electoral actual tan solo sanciona económicamente al partido político y al final del día, dicha multa se descuenta del mismo financiamiento público que recibe del INE y en parcialidades.
Hoy que con gran insistencia se habla de discutir una nueva Reforma Electoral, valdría la pena aprovechar el “momentum” y atención que ha generado “El Rey del Cash” para discutir a fondo lo que verdaderamente falla de nuestro sistema: la forma en que se usa el dinero y las deficiencias estructurales que tienen nuestras instituciones para fiscalizar. Desafortunadamente, estos temas hoy no están en la mesa. Deberá ser la #SociedadHorizontal la que exija que estos temas sean revisados y mejorados, no las propuestas que hoy quieren discutir los actores públicos, simplemente para prolongar su permanencia en el poder.