Red Bull no se arriesgará con un diseño innovador para su monoplaza en 2025, así que tomará como referencia el RB20.
Las limitaciones con el obsoleto túnel de viento -herramienta utilizada para el estudio del movimiento del aire-, así como la regulación en los gastos, obligan al equipo de las bebidas energéticas a mantenerse en la misma línea y presentar una evolución de bólido aunque no en este momento lo resultados no son los esperados.
“En este negocio, siempre estás haciendo malabarismos y tienes que poner un pie delante del otro. No se puede proyectar demasiado lejos en el futuro. El largo plazo en la F1 es de unos dos meses y medio y, básicamente, lo que aprendemos este año es relevante para el año que viene.
“Así que el coche del año que viene será una evolución del de este año. Quiero decir, hay muchos componentes del coche del año pasado que se han trasladado a este año, porque con la forma en que funciona el límite de costes, a menos que haya una mejora significativa del rendimiento, no tiene sentido (hacer cambios extremos)”, dijo Christian Horner, jefe de los austriacos.
Por ahora, el enfoque principal de la franquicia de Milton Keynes está en la construcción del motor, en asociación con Ford, y del auto del próximo año, ya que se viene un cambio significativo en el reglamento.
“Tenemos la ventaja de contar con un gran socio, Ford Motor Company, y esa relación está funcionando muy bien. Pero, inevitablemente, habrá dolor a corto plazo, pero hay una ganancia a largo plazo de tener todo bajo un mismo techo con los ingenieros”, explicó.
Antes de pensar en el futuro, Red Bull aún tiene que encontrar la solución a la falta de rendimiento que tiene el RB20 y que los mantiene segundos en el Campeonato de Constructores y primeros, con una pequeña ventaja de Max Verstappen, en el título de pilotos.