No se espanten amigos míos con este título que parece una apología del nefasto influyentismo. No, no y no. Simplemente explico que el Museo de Arte Sacro y la inteligente Oliva Solís Hernández me encargaron disertar sobre los gobernadores queretanos más influyentes en el siglo XX, en un curso dedicado a los Personajes Queretanos más importantes en toda nuestra historia local. Pues bien, comienzo mi perorata en mi casa editorial para aquellos que no tengan tiempo y/o dinero para inscribirse en tan importante ciclo de conferencias. Aunque todo mundo diga que la modernidad queretana comenzó con Agapito Pozo entre 1943 y 1949, yo la considero desde el pujante general Ramón Rodríguez Familiar entre 1935 y 1939.
GRAL. RAMÓN RODRÍGUEZ FAMILIAR
Nació en septiembre de 1898 enfrente del antiguo Palacio de Gobierno en Madero 70, por lo que desde muy niño tuvo contacto con el poder público, a grado tal que el gobernador Francisco González de Cosío encontró al inquieto infante debajo de su escritorio gubernamental. Su padre no lo dejó entrar al Colegio Militar porfiriano, por lo que al estallar la Revolución su progenitor lo apoyó para que se alistara con los maderistas. Entre 1914 y 1923 se le acreditaron 43 hechos de armas. Con Abelardo Rodríguez hizo su carrera política, llegando a Jefe del Estado Mayor Presidencial, pero fue con el presidente Lázaro Cárdenas en que recibió la invitación para ser gobernador de Querétaro entre 1934 y 1939, ante la lamentable situación vivida en su estado natal por la gestión radical de Saturnino Osornio.
Su bonanza económica no se la debió a la política ni al ejército, sino a que obtuvo el Premio Mayor de la Lotería Nacional y con ello pagó su campaña hacia la gubernatura la que continuamente estuvo llena de peligros y amenazas por los saturninistas, incluyendo una emboscada en el cerro de El Zamorano a donde Saturnino Osornio había invitado al candidato a una cacería. La población de la entidad bajó de 60 mil a 30 mil habitantes en el gobierno osornista. Lo primero que hizo al tener una Legislatura osornista fue rodearse de colaboradores de excelencia: Agapito Pozo Balbás en la Secretaría General de Gobierno; Francisco Rodríguez Aguillón presidiendo el Tribunal Superior de Justicia; Jesús Veraza en la Tesorería y Eduardo “Zorro” Luque Loyola en la Junta de Conciliación y Arbitraje y posteriormente en la Procuraduría General de Justicia.
Reabrió el Colegio Civil en 1937; reconstruyó el mercado Pedro Escobedo en la hoy Plaza Constitución; construyó el Estadio Municipal, construyó la primera carretera de terracería de la ciudad de Querétaro a la hoy Ciudad de México, creó los tribunales de menores infractores, creó dos juzgados penales y restableció los juzgados civiles, además de que el tribunal superior se hizo colegiado en vez de unitario; reabrió los templos al culto público, desarticuló el poder osornista disolviendo ayuntamientos de esa facción política; ajustó el desordenado presupuesto estatal; impulsó decididamente la Reforma Agraria e impulsó una política desarrollista con el visto bueno de las clases media y acomodada. Los queretanos en el exilio regresaron a su matria.
Fundó como buen radio aficionado las emisoras XEXE, XENA y XEJX, pero el Canal 98 se lo ganó en buen litigio el gran locutor Alfredo García Vargas en 1968.
Al dejar la gubernatura participó como militar en la Segunda Guerra Mundial, tocándole el honor de representar a México en el desfile de La Victoria en Londres. Dentro de la Secretaría de la Defensa Nacional desempeñó importantísimos cargos, recibiendo muchas condecoraciones, entre las que destaca la medalla al Mérito Revolucionario.
Murió en junio de 1986 pero con su cuatrienio acabó con el caudillismo y se instauró la normalidad constitucional en las sucesiones gubernamentales. En 1970 coincidiría con Saturnino Osornio en Jalpan durante la campaña presidencial de Luis Echeverría Álvarez, donde se tendieron la mano e incluso el general Rodríguez Familiar lo ayudó a bajar del camión y le consiguió un buen alojamiento.