Invitado por Pablo Meré Alcocer y el director Ricardo Ugalde Ramírez, acudí este viernes 26 de marzo de 2021 a la inauguración del “Auditorio Mariano Palacios Alcocer” en el nuevo edificio de posgrado de nuestra amada Facultad de Derecho, contando con las presencias de la Rectora Tere García Gasca y los secretarios estatales de Gobierno, Educación y Seguridad Ciudadana y varios ex directores de Derecho, como su decano Paco Guerra Malo y los jurisperitos Chava García Alcocer y Arsenio Durán Becerra. Allí, el homenajeado y ex rector brindó un discurso emotivo, fuerte, claro, sobre la Educación en México y los grandes retos que nos esperan, dejándonos con las dudas científicas que su mente privilegiada esbozó y haciendo que ni el estar de pie ni el calor hicieran mella en el ánimo del nutrido público. Por algo Marco Antonio León llamó a MPA como la mente más brillante egresada de la U.A.Q.; por ello Ricardo Ugalde mencionó que es el mejor egresado de la Facultad de Derecho y por lo mismo, yo Divo Peregrino, sostengo que el docto doctor es el queretano que más puestos importantes, tanto nacionales e internacionales, ha tenido en toda la Historia Local. Me despedí del doctor Palacios Alcocer y de su amada Anita González y tomé el peligroso anillo vial juniperiano sin rumbo, nadie me esperaba en la casa, así que tomé hacia el Panteón de los Queretanos Ilustres, a la que fue casa del gran Moisés Ledesma, buscando al más marianista del mundo mundial, a don Lupe Martínez Martínez, el sanjoaquinense avecindado en La Cruz y quien es un vivo ejemplo de cómo se crean y guardan las lealtades para quien fue tu líder y jefe político. Encontré al compadre Guadalupe entero, ya sin restos de la enfermedad que lo tuvo en cama algunos meses. Ya hasta un tequilita se echa de vez en cuando.
Instalados por doña Tere Ledesma Vega, esposa de don Lupe, en su recibidor, comenzamos nuestra plática sobre su relación con MPA al que conoció cuando éste era titular del INAJUMEX, después INJUVE, CREA y ahora Secretaría de la Juventud. El jovencito Palacios recorría todo el estado y en una gira por el bello San Joaquín y es en ese contexto que conoce a Lupe Martínez, quien le lleva a MPA un poco más de cuatro años de edad.
El primer encuentro lupano-marianista fue en la casa de Sergio Camacho Novoa, presidiendo la reunión el líder partidista priyista José Ortiz Arana. Inmediatamente se cayeron muy bien el par de jovenzuelos y surgieron las invitaciones para platicar en la casa de la calle Colón, de los Palacios Alcocer, de una vez y para siempre. Lupe veía con admiración al inteligente joven que tenía su ático lleno de libros y su azotea de palomas mensajeras. Pronto Lupe se hizo amigo de toda la familia, comenzando por don Samuel Palacios Borja, que siempre aconsejó al serrano imberbe. Las caminatas y comidas en el parque boscoso de “Campo Alegre” fueron muy frecuentes, donde no faltaba la comida monumental del mes de agosto, las carreras parejeras de caballos ni la presencia en los festivales huapangueros. Incluso, ya siendo rector MPA, en un festival de Huapango, el estudiante y artista marcial Jaime de la Vega Durán, le rompió una silla en la cabeza al alcalde Sergio Camacho y el muy joven rector actuó en medio de la bataola para que Jaime pudiera escapar del viejo auditorio municipal y evitar un posible linchamiento.
Don Lupe, al igual que el que esto escribe, siempre soñamos a Mariano Palacios Alcocer en la Presidencia de la República, desde que daba sus primeros pasos en una brillante y meteórica carrera académica y política. Guadalupe no deja de reconocer la enorme capacidad intelectual de su amigo eterno.
A principios de los años ochenta Guadalupe fue invitado por los Palacios Alcocer a viajar juntos a Madrid, coincidiendo en el avión don Samuel Palacios Borja con el ex gobernador Manuel González de Cosío, quien le dijo a su viejo conocido: “hermano Samuel, tienes un hijo muy inteligente y va a llegar tan alto como él quiera”. Las palabras del doctor en Ingeniería Química fueron proféticas porque MPA alcanzaría la gubernatura en 1985 después de haber sido senador de la República en 1982. En la Universidad de Salamanca, el Rectorado de dicha institución felicitó al recién electo senador y le auguró que un día iba a ser Presidente de México.
Para el sencillo y humilde Guadalupe, don Samuel fue como un padre, conviviendo grandemente tanto en la ciudad capital como en San Joaquín. Don Samuel estimó tanto a Guadalupe que acudía a sus largos informes de gobierno municipal sin mostrar aburrimiento, a pesar del cansancio de dos horas de viaje de ida y dos de vuelta, aunado al besamanos pueblerino que era interminable.
Las cabalgatas en campaña entre MPA y Guadalupe fueron muchas, hasta de seis horas seguidas, donde recibían peticiones razonables e irracionales, como en El Lindero, Jalpan, donde solicitaron “una preciosa alberca”. El lema de la campaña para gobernador fue “El Nuevo Rumbo”, al que definió el candidato de treinta y tres años como un nuevo tipo de gobierno en favor de la comunidad, donde cabían todos los hombres y mujeres de buena fe. ¡Hasta Lupe y yo cupimos!
También conoció y trató Guadalupe a don José Luis González Juaristi desde 1966, futuro suegro de MPA, quien era dueño –junto con sus hermanos- de una mina de mercurio llamada “El Carrascal”, sita en el puente de entrada a San Joaquín. Don José Luis fue un patrón muy noble y alegre, jugaba dominó y brindaba con tequila con sus empleados, como don Lupe lo era, echando también concursos de tiro al blanco. Don José Luis tenía una casita bien acondicionada cerca de su mina, donde dormía cuando la noche y las tareas no le permitían volver a su casa septembrina.
MPA recomendó a don Lupe Martínez con Luis Donaldo Colosio, presidente del CEN del PRI, a finales de los años ochenta, lo mismo que con el presidente Carlos Salinas de Gortari, a quien lo presentó como su mejor alcalde en todo su sexenio y Lupe causó buena impresión en el inteligente y maquievélico peloncito, a tal grado que el serrano se subió entre seis y ocho veces al avión presidencial en el sexenio salinista, subrayando que el socarrón Lupe llegó hasta Canadá, Nueva Zelanda y Australia gracias a su cargo legislativo. La amistad con Colosio llegó a crecer tanto que Lupe se atrevía a visitarlo en su domicilio particular, en la calle de Querétaro, de la colonia Roma. Lupe llegaba cargado con cajas de manzanas serranas para Luis Donaldo y unos ricos dulces cristalizados de “La Mariposa” para doña Diana Laura Riojas de Colosio, mujer muy inteligente a la que le encantaban las típicas golosinas queretanas. Colosio ayudó a Lupe a llegar a la cámara baja federal, en 1991, y en 1994 lo apoyó para que fuera candidato a senador pero su súbita muerte lo impidió y llegaron FOA y la jurista Sonia Alcántara Magos.
Ya fallecido Colosio en 1994, don Lupe Martínez, como diputado federal, fue orador ante la tumba del mismo ex candidato en el panteón de Magdalena de Kino, Sonora, en un gran acto de homenaje que presenció la familia Colosio Murrieta, encabezada por don Luis, quienes agradecieron sus palabras al serrano queretano.
A don Guadalupe y a mí nos ganó la nostalgia vespertina comentando sobre el prócer y doctor, además de los buenos amigos comunes como don Toño Loarca Gutiérrez, los tíos Agustín, Salvador, Francisco y José Alcocer Pozo, don Antonio Pérez Alcocer y muchos más.
A la hora del tramonto crucífero en El Sangremal me despedí de Tere y don Lupe, personas nobles y agradecidas con sus compadres Palacios González a quien siempre llevarán en su corazón y feliz memoria.
Al abrir mi humilde Fiat 500 L oí un susurro proveniente del Panteón y Recinto de Honor de las Personas Ilustres de Querétaro, llamándome por mi nombre. Para mi sorpresa ¡era Josefa Ortiz ex de Domínguez la que me interpelaba con gesto adusto para reclamarme que en ese mausoleo u olimpo queretano faltaban tres estatuas: la de Juan Caballero y Ocio, la de San Junípero Serra y la del obispo de Santiago Compostela fray Luis de Monroy e Híjar! Temblando me subí a mi italiano consentido y me juré que haría todo para que ese anhelo se cumpla. Les vendo un puerco desleal, desmemoriado e infiel.