¡Qué desgracia ha llegado a esta ciudad! Los confesionarios de los hermanos religiosos de las órdenes, dentro de los conventos, se atiborran de damiselas ¡Todas con el mismo desmayo! Sopor del nocturnal ¡Los sueños de rozagantes mancebos imaginarios que entran en sus alcobas! Tiene vueltos locos a los hermanos religiosos ¡Una plaga de quimeras que sonrojan dan a partir de corazón! Lo mismo las pequeñas liviandades de las mozas ¡Que carnales apetitos de las esposas con sus cónyuges! No ceden las calenturas y los médicos no se dan abasto con la consulta ¡Es una verdadera pandemia! Para apenas una pequeña ciudad, próspera, pero no de gran vasto.
No cesan los hermanos religiosos en dar con los culpables – ¡De seguro son algunos mozalbetes que le hacen al romántico con las pequeñas doncellas! – incriminan los más, pero en realidad la locura de pasiones ha desbordado esta ciudad de verdes frescores – ¡De seguro es obra del demonio! – increpan los dominicos, quienes en incontables rosarios y misas ¡Dan por tratar de terminar con esta espectral pasión!
Ocurre que en ya entrada la noche ¡Una doncella camina desnuda por la callejuela de las ánimas! ¡Indignante escena! Camina por el lado alto del doblón de los caballos ¡Arrea de un lado al otro como tratando de desvanecerse! Apenas su piel brilla con los candelabros del sereno ¡Quien al verla en tal portento huye despavorido ante la tentación de los infiernos! – ¡Señores a su merced les pido la ayuda! A su merced ¡Ayudadme! Una visión nubla mis sentidos ¡Atendedme! – son los gritos desgarradores que hielan la sangre.
Un girón de soldados con su capitán de guardas hace el orden – ¡A mirar señores a otra parte! – se acumulan los fisgones- He dicho a retirada ¡Tened misericordia con la desdichada! – una vez largaron a todos los mirones se acercaron a la doncella ¡Quien aún en gritos de lamentos sollozantes solo hace por resguardar su lozanía! – ¡Dime niña! – mientras le tapan con un gabán de lana- ¿Cómo te llamas? – no contestó- ¿Vives cerca de aquí? – la joven solo hace por señalar hacia el balcón de lo que parece a primera vista es su alcoba – ¿Vives ahí? A tomad todos ¡Tocad de inmediato al portón! – se hicieron con la puerta ¡Que casi la tumban de tanto aporreo!
¡Un viejecillo de tantos años hizo por abrir! Al observar a los soldados ¡Se espantó! – Qué sucede sus señorías? ¿Acaso he hecho algún daño a persona alguna? – mientras con su vela trata de acercar para mirar el bulto que trae el capitán con sus hombres, una joven mujer en total desnudez solo cobijada con el pequeño gabán ¡Le miró de pies a cabeza! – ¡Mujer insana! ¿Pero cómo ha sido capaz de semejante osadía? ¡Anda hacedla pasar sus señorías! – les invitó a pasar, situación no común, el aceptar a los soldados es mal visto ¡Se puede hacer suspicacia de que están en acuerdo de lo sucedido! Que recibirán beneficios extra en vez de presentarla con el alguacil de caldas ¡Aceptaron la invitación!
El anciano hizo que el servicio les diera una porción de café con leche recién hervida ¡Manjar suculento! Les arengó unas piezas de pan con azúcar de juguetonas figuras, una vez acomodados se retiró con la joven – ¡Disfruten la vianda sus señorías! Ahora regreso ¡Debo hacer que la joven suba de nuevo a su retrato!… – ¿Qué has dicho anciano? – le reprimió el capitán – ¡Perdonad mis señores! Vaya cabeza la mía ¡Quise decir a sus habitaciones! Andad seguid disfrutando de su cena ¡Permitidme yo mismo les llenaré de nuevo sus tazones! – se acercó y con la mano temblando hizo lo propio.
– ¡Espera anciano! Enséñanos las habitaciones de la joven ¡Me temo que ni siquiera ella conoce esta casa! ¡Anda! – le gritó el capitán, ¡Todos subieron por una escalera en forma de caracol! ¡Incluyendo a la joven desnuda! Al paso el anciano se hace de los nervios ¡Voltea una y otra vez! Tratando de escabullirse, en un movimiento sagaz ¡Trató de huir! Pero el capitán lo pescó de los harapos. Con tono mayor le hizo la advertencia:
– ¡No te quieras pasar de listo con nosotros viejo zorro! ¡Llévanos a las habitaciones de la moza! – a tientas, temblando hizo por buscar sus llaves ¡Poco atina para abrir! – ¡No la encuentro! – dice, el capitán le arrebató las llaves, les pidió a sus soldados que aprendieran al anciano – ¡No dejen de cuidar a la joven! Escucha bien anciano, si encuentro algo que te involucre con todo lo que está pasando en la ciudad y las quimeras de las jóvenes lozanas ¡Juro por Dios que te colgaré al primer canto del gallo! – en el balbuceo estaba cuando el portón abrió ¡Se quedaron asombrados por lo que observan! Una galería completa de excelsas pinturas de hermosas mujeres desnudas ¡Apenas al candor de unas simples telas! Se tira a todo lo largo de la amplia pared hasta un fondo interminable, observando en tono descubren que una de las pinturas tiene el dintel donde recargan en pose, cómo los demás cuadros ¡Pero en uno no hay doncella pintada! Está vacío, el capitán exclamó:
– Pero ¿Qué voto a satán es esto? – de inmediato pensó- ¿Es acaso la joven que falta en ese cuadro la doncella que trajimos?… – volteó a buscar a la joven ¡Quien ya ha tomado entre su boca el cuello de uno de sus soldados! Aterrados todos tratan de correr ¡El portón se cerró! En oscuro infierno ¡Solo los gritos de dolor se dejan escuchar!
Al otro día una mujer anciana acompaña a un gallardo joven, caminan hacia la comisaría ¡Un robo se ha perpetrado y saben muy bien quien ha sido! Después de un largo tiempo de espera, son atendidos por el alguacil de caldas – ¡Dígame señora a quien acusa de su robo! – ¿Cómo a quién mi señor? ¡Por supuesto que al capitán de guardas! Ayer por la noche ingresó a mi casa y se robó mis joyas, unas monedas y unos sombreros de elegante manufactura ¡Escuche bien! ¡Traídos de la propia Francia! Son invaluables para mi familia ¡Exijo un reparo! – Mirad señora, si me lo permitís, el capitán de guardas salió por la madrugada a su rondín por la parte detrás de la gran casona de la calle de los suspiros ¡Ha sido tiempo que no ha regresado! Deseo hacerle de su saber que en ocasiones el capitán y sus hombres terminan tan cansados, que regresan hasta pasada la tarde ¡Yo le diré que mañana se presentará su merced y haremos lo propio! – ¡No me quedo con satisfacción mi señor! ¡Exijo se me atienda de inmediato! La cantidad de lo hurtado es por encima de lo acontecido.
El alguacil de caldas se hizo por anotar el reporte y hacerle algunas preguntas a la señora que en su enojo ¡Solo balbucea con el joven que le acompaña! – Decidme señora por favor ¿Cómo es que asegura el capitán entró a su casa? ¿No estaba usted ahí en ese momento? – ¡Sí señor! Entraron todos para mirar mis habitaciones ¡Situación que de por sí me parecía extraña y fuera de toda moral! Aquí mi hijo hizo por detenerlos al invitarles un poco de leche con pan y unas viandas ¡Pero lo obligaron a subir a mi habitación! Forzaron a mi joven hijo y lo tumbaron para quitarle las llaves ¡Se peleaban por saber de mi tálamo lozano! Una vez entraron perdieron la cabeza ¡Se hicieron de lo que pudieron! En arrebatos de pleito y condena ¡Nos tiraron al suelo y se esfumaron! Tomaron camino para el cerro.
Extrañado el alguacil de caldas hizo algunas muecas – ¡Decidme señora ¿Dice que el capitán entró a la casa y a su habitación? ¿Es eso cercano a la verdad? – ¡Sí señor! Por extraño que parezca ¡Así sucedió! – No es de menester señora ¡Llevo un largo tiempo a cargo del capitán y sus hombres! Créame no me es sencillo imaginar que se atreviera a tal cosa ¿Entró de verdad? – el alguacil se toma su mentón con la mano en señal de tratar de comprender lo sucedido- Dígame señora de honor a la verdad ¿Cómo sabría el capitán de la existencia de sus joyas y sus elegantes tricornios?
– ¡No sabría responderle señor alguacil! Pero mejor usted me pudiera decir ¿Qué le hace pensar a su señoría que yo venga a insinuar acerca del capitán si no me constara su visita a mi casa? Es en tenor a la verdad que vengo a levantar la denuncia al capitán y sus hombres.
-Espero imagine que esto es tan sorpresivo para un servidor ¡Cómo lo es para su persona! Tendremos que esperar a que llegue y en caso de que no se aperciba ¡Yo mismo saldré a buscarle! Si es necesario ¡Hasta los mismos infiernos bajaré!
¡Qué desgracia ha llegado a esta ciudad! Los confesionarios de los hermanos religiosos de todas las órdenes se atiborran de mozas ¡Todas con el mismo desmayo! Sopor ¡Las ideas de rozagantes mancebos imaginarios que entran en sus alcobas! Tiene vueltos locos a los hermanos religiosos ¡Una plaga de quimeras que sonrojan dan a partir de corazón! Lo mismo las pequeñas liviandades de las mozas ¡Que carnales apetitos de las esposas con sus cónyuges! No ceden las calenturas y los médicos no se dan abasto con la consulta ¡Es una verdadera pandemia!
Uno de los hermanos dominicos, una vez ha confesado a más de la mitad de quienes viven en cercanía con el refectorio de los hermanos de Santo Domingo, en la pequeña ciudad de Querétaro ¡Ha dado con el candor de las mozas que se arrebatan ante los calores de la insana pasión! En invitación a una reunión hace sonar la campana para que todos los hermanos en claustro salgan de sus separos – ¡Mirad hermanos! He encontrado la razón de las quimeras de liviandad de las mozas ¡Acercaros os pido!
Hicieron a resguardo, dispusieron con atención ante la fortuna de lograr calmar a todas las doncellas de la ciudad en palpitantes arrebatos, pusieron atención.
– ¡Hermanos! Todos hemos sido testigos de la burda pandemia que se ha levantado en el corazón de las inocentes mujeres ¡Hemos inclusive solicitado la participación de nuestros hermanos mayores para lograr los exorcismos que fueran necesarios! Pero eso no será necesario, he descubierto que el mal que aprisiona a las doncellas mozas y maritales en concupiscentes pensares ¡Es este libro! – alzó un poemario de pastas oscuras- Cómo lo ven hermanos ¡Un libro es el causante de todos los arrebatos carnales! Es este poemario ¡En donde doncellas son increpadas sus mentes en fervores de carnalidad y deseo! Copiosos versos de amor y lujurias ¡Que narran como nadie los estragos de la liviandad trivial! Si lográramos reunir a todos los ejemplares ¡Haremos una quema pública! Así evitaremos la perdición de las almas de estas mozas y dejaremos a un lado esta inquietante etapa de nuestra pequeña ciudad ¡No nos juzgará la historia por alejar a los demonios del pecado!
A los días siguientes el alguacil de caldas recibió la orden del síndico de la ciudad de presentarse y revisar casa por casa de cualquier familia que contara con la prescripción de que en ese hogar ¡Vive una moza! Esposa o viuda alguna ¡Se buscará hasta el último rincón! De encontrar un ejemplar de este poemario del demonio ¡Se castigará con un llamamiento al santo oficio para que juzgue la procedencia e involucrados!
¡Se revisaron todas las casas que en el registro quedaba claro la existencia de lo exigido! Lo mismo que en pequeñas casas que rodean las parroquias ¡Que en las colosales casonas acaudaladas! Los padres de las mozas que se les encontraron los poemarios tuvieron que hacer del pago de sanción, arrecio de juicio ante el santo oficio de un llamamiento y en su caso de saberse que los padres han sido quienes proveyeron el ejemplar ¡Azotes de castigo!
¡Las cuadrillas de soldados se dejan acompañar por un guardia dominico! Quien revisará el ejemplar y si observaran que faltan hojas ¡Suficiente motivo de agravar la pena!
Cuando llegaron a la callejuela de las ánimas ¡Monumentales casonas se levantan en los baldíos que se cubren de pinos y eucaliptos! Los árboles han hecho toda una hilera del camino ¡Espectrales figuras engañan a quien al paso se hace de valor al caminante! Los sepias de cada balcón tintinean ¡Es una noche fría con viento! Las farolas en el vaivén a ritmo mueven las sombras de los soldados que acompañados por el dominico y el alguacil de caldas ¡Se hacen de valor para tocar portón por casa!
¡Llegaron a una casona con un solo balcón que luce sus radiantes ocres! Un gran portón con espadas cruzadas se hace en heráldica de armas ¡Al tocar no hay respuesta! – ¿Qué hacemos? – pregunta el alguacil de caldas que acompaña la inspección por ser el barrio de acaudalados de la ciudad – ¡Insistid! No quedará casa sin esculcar – dijo el fraile dominico ¡Los golpes arrecian! Dejan claro que de no abrir ¡Prenderán fuego para tumbar el portón! A punto están de comenzar con usar el queroseno ¡Cuando un anciano les abre la puerta!
– ¡Perdonad mis señores! Disculpad, mi edad no me hace ágil para lograr zafar las trancas de pilones ¡Ustedes perdonad! ¿En qué os puedo servir?
– ¡Anciano vamos a registrar tus habitaciones cajón por cajón! Aquí está el aviso, ya hace unos días lo recibió un joven y aquí tenemos permiso ¡Mirad la firma! Para lograr inspeccionar tu casa ¡No os puedes negar!
-Mis señores es verdad que el joven que recibió el aviso en este momento no se encuentra presente, él mismo les dijo que aquí no había mujer alguna ¡Ni moza o esposa! Así que me temo que no es posible que os deje entrar ¡No son horas de molestar a un anciano! Perdonar.
El alguacil de caldas junto con el dominico revisó el aviso – ¡Eh tú acerca la luz! Esperad anciano… ¡Aquí dice que hay varias mozas! Se cuentan según el inspector ¡Seis mozas! Dejad de zalamerías ¿En dónde están? – el anciano hizo por distraer la atención – Les pido de favor mis señorías que revisen bien las fechas de quien vino a inspeccionar ¡Seguro hay un equívoco! Aquí no hay doncella alguna – el alguacil de caldas hizo al forcejeo por su autoridad ¡Entraron todos los soldados! Junto con el fraile, comenzaron a romper cerraduras esculcando cuarto por cuarto.
Cuando estuvieron dentro de una con portón diferente se quedaron maravillados por las pinturas que se encontraban ahí ¡De pared a pared hermosos óleos de mujeres desnudas engañan a los ojos por su realismo! – ¡Vaya anciano tienes aquí toda una galería! A punto de que no seas tú el artista ¿Me equivoco? Con qué buenas obras de arte te has hecho ¡Deben valer una fortuna! El acabado es majestuoso ¡Son tan reales que parece respiran! – menciona el alguacil.
Al seguir inspeccionando cada pintura ¡El anciano entra en atajo de nervios! Suda y su respiración se agita; caminaron los soldados y el alguacil de caldas junto al fraile, cuando llegaron al final del salón ¡Se miran entre sí! ¡Un gran óleo desde el piso hasta el techo! ¡De un realismo extraordinario con un marco de talla en hoja de oro! Plasma en viril escena ¡Al recién capitán de calendas desaparecido junto a sus soldados en feroz lucha contra una cuadrilla de terroríficos demonios!
– ¡Pero es imposible! – asombrado el alguacil de caldas reconoció de inmediato a los desaparecidos ¡Se acercó a la pintura con su quinqué para lograr ser certero de lo que sus ojos le hacen mirar – ¡Esto es inaudito! Una obra de este tamaño y magnitud lleva años realizarla ¡Dime anciano! Anda dime ¿Cómo es este prodigio posible?… Pero ¿Qué voto a satán es esto? – Al voltear a buscar al anciano ¡Ha tomado entre su boca el cuello del fraile dominico! Aterrados todos tratan de correr ¡El portón se cerró! En oscuro infierno ¡Solo los gritos de dolor se dejan escuchar!