Así como los virus cambian, se transforman y evolucionan en mutaciones permanentes, cuya variedad anula los esfuerzos anteriores por controlarlos, pues cuando se les doma en una variante aparece burlona una nueva forma de asociación de proteínas, así el gobierno cambio sus ideas (si estas fueran ideas) y a golpes de errores y aciertos relativos nos anuncia para mañana el arranque de una nueva fase en el Plan Nacional de Vacunación, pomposa denominación para un trabajo de inoculación tan sencillo como para aplicarlo en las farmacias o supermercados si no se tuviera la obsesión d centralizarlo, todo, controlarlo todo y monopolizarlo todo en favor de la propaganda política del movimiento transformador del presidente de la República.
Por usar el plan de vacunación como herramienta de propaganda, con base en el trabajo de los “correcaminos”, los “Servidores (vividores) de la Nación y todas las dependencias del gobierno volcadas en favor de lo insuficiente, no se ha logrado la meta en ningún sentido.
No se ha vacunado al100 por ciento de la población a pesar de la adquisición masiva de vacunas y los clementes donativos de los países con ciencia y tecnología; ha sido necesaria la intervención del Poder Judicial para resolver los amparos de quienes pelearon por recibir inmunizantes para sus hijos.
De la fabricación en México de la vacuna “Patria” (la cursilería resultaba inevitable), mejor ni hablar. No hay una sola dosis. Un fracaso rotundo, del “nuevo” Conacyt (como le llama el señor presidente al refectorio de negros de la señora Álvarez-Buylla), cuya patraña en este sentido es apenas comparable a su fábrica de respiradores artificiales.
Puro cuento de la erinia feroz en su demagógica “lucha” contra la ciencia neoliberal y la corrupción (ajena).
Así, mañana comienza una nueva fase, a pesar de los rimbombantes anuncios de octubre cuando se dio por terminada la gran campaña.
Recordemos este mensaje de la señora Sheinbaum del mes de octubre.
“Hoy concluye la vacunación contra #COVID19 de todas las personas mayores de 18 años en la Ciudad de México. Estamos en semáforo verde y estamos listos para los festejos de Día de Muertos #CelebrandolaVida2021”.
No se sabe si los muertos a los cuales se debe “festejar” (quizá fuera mejor conmemorar o recordar) son las 500 mil o más víctimas del Covid, pero eso no importa. En el afán de perseguir una candidatura todo se vale,todo se permite.
Por su parte,al celebrar su éxito, el subsecretario Hugo López Gatell (“Gatinflas”, para los amigos), generó esta optimista información en octubre:
“(El país).- México ha dado por concluido su plan de vacunación contra el coronavirus después de haber logrado inocular con al menos una dosis del fármaco a un 83% de su población mayor de edad, según ha anunciado este viernes el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell.
“Informamos con mucho gusto de la conclusión de esta importante etapa y el cumplimiento de la meta a la que nos comprometimos, el haber puesto a disposición y buscado que se vacunara toda la población adulta de México”, declaró el epidemiólogo durante la conferencia mañanera diaria de prensa del presidente del Gobierno, Andrés Manuel López Obrador.
“Sin embargo, el objetivo marcado era vacunar a un 100% de la población mayor de 18 años antes del final de octubre, por lo que al cierre del plan, todavía hay un 17% de mexicanos adultos que no han recibido el antídoto”.
Pues TODA la población adulta no está vacunada. Para eso sería necesario llevar a millones a California o Texas, donde cualquiera va a una farmacia y se aplica la inyección. Así se vive en el Primer Mundo.
Ya estamos en diciembre y enfrentamos una nueva variante. Frente a ella, desdén y ligereza. Irresponsabilidad crónica, mientras a nadie le parece grave tener en promedio doscientos muertos más cada día.
Podríamos llenar –a diario–, dos veces el “Azteca” con esos cadáveres.