La noticia del fallecimiento de Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, ha conmocionado al mundo este lunes 21 de abril de 2025. A los 88 años de edad, el primer pontífice latinoamericano deja un legado marcado por la humildad, el diálogo interreligioso y la cercanía con los más necesitados. Pero más allá de su figura religiosa y espiritual, el Papa también fue un apasionado aficionado del futbol y de San Lorenzo de Almagro, el club de sus amores.
Nacido en Buenos Aires en 1936, Bergoglio fue un seguidor fiel del ‘Ciclón’ desde su infancia. Su pasión por San Lorenzo de Almagro jamás se apagó, ni siquiera tras su histórica elección como líder de la Iglesia católica en 2013. Días después de convertirse en Papa, el club argentino compartió con el mundo su carnet de socio activo, gesto que selló para siempre ese lazo afectivo con el equipo de Boedo.
Durante su papado, Francisco recibió en varias ocasiones a dirigentes, jugadores y entrenadores del equipo, incluso celebró con alegría el campeonato obtenido por San Lorenzo en el Torneo Inicial 2013 y, sobre todo, la histórica conquista de la Copa Libertadores en 2014. En esa ocasión, fue visitado por la delegación campeona en el Vaticano, donde recibió una camiseta firmada y compartió su emoción, como muestra de que la pasión futbolera también tiene lugar entre sotanas y crucifijos.
Para Francisco, el futbol representaba más que un deporte: era una herramienta de encuentro, fraternidad y comunidad. A lo largo de su vida respaldó los valores sociales del club, especialmente sus proyectos solidarios y educativos. Siempre se mostró como un aficionado sencillo, sin arrogancia, que entendía el balompié como parte del alma popular argentina y de gran parte del mundo.
