Fue presentado el nuevo Plan Nacional de Energía para el 2024-2030 por la Secretaria de Energía, el cual contempla cuatro ejes centrales: reglas claras para asegurar e incrementar la inversión privada, fortalecimiento de la planeación del Sistema Eléctrico Nacional, justicia energética y un sistema eléctrico robusto, confiable y seguro.
Y dentro de los objetivos que se persiguen destacan los siguientes:
El desarrollo de infraestructura por parte de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y empresas privadas;
mantener precios y tarifas sin aumentos reales;
sustituir el uso de leña en comunidades rurales y;
generación en sitio para universalizar el acceso a la energía eléctrica.
No obstante lo anterior, hay que considerar fundamentalmente el crecimiento de la capacidad instalada, transición energética para enfrentar el cambio climático y la soberanía energética.
En cuanto al primer punto, el Plan si considera una inversión sustancial para la generación de energía con un monto de 12.3 mil millones de dólares, para generar 13,024 nuevos MW, además, con inversión privada se prevé generar 6,400 y 9,550 nuevos MW hacia 2030 desarrollados por privados con inversiones por entre 6 mmdd y 9 mmdd, con la condición de cumplir con el Código de Red y contar con 30% de respaldo.
Y algo relevante, aunque no se magnifique es que se incrementa la generación distribuida de 0.5 MW (o sea de 500Kwts) a 0.7 MW /a 700Kwts) y el autoconsumo sin venta de excedentes a la red irá de 0.7 MW a 20 MW, lo cual objetivamente beneficiará a los micro y pequeños negocios.
En cuanto a la transición energética, no hay una referencia clara, sobre el tipo de energía limpia que se generará, salvo la hidroeléctrica, pues de la solar o eólica no hay una referencia clara, y aunque en los tres distintos escenarios contemplados en la Estrategia Nacional, se contabiliza desde el 32 al 45% de energías limpias, no se dice la fuente de las mismas.
Ahora bien, dentro del documento de Actualización de la Estrategia de Transición para promover el uso de tecnologías y
combustibles más limpios (2023), pues desde la publicación de la Ley de Transición Energética (LTE) en 2015, se estableció que la Estrategia de Transición para Promover el Uso de Tecnologías y Combustibles más Limpios (Estrategia) sería el instrumento rector de la política nacional en materia de obligaciones de energías limpias, aprovechamiento sustentable de la energía y mejora de la industria eléctrica en el mediano y largo plazo. Ya que de acuerdo con la Ley, la Estrategia deberá establecer metas a fin de que el consumo de energía eléctrica se satisfaga mediante un portafolio de alternativas que incluyan a la eficiencia energética y una proporción creciente de generación con energías limpias, en condiciones de viabilidad económica. En seguimiento a lo anterior, la propia LTE prevé, en su artículo 29, una actualización de la componente de planeación de mediano plazo cada tres años.
En el caso de la generación de electricidad ha ocurrido que las energías limpias representaban 20.3% del total generado en 2016, y para 2022 el consolidado de la generación eléctrica por energías limpias alcanzó 31.2% del total. Y por el contrario, las tecnologías convencionales han disminuido su participación respecto al total en el mismo periodo.
El documento consigna lo siguiente: “… comparando la generación de electricidad de las tecnologías de ciclo combinado, fotovoltaica y eólica entre 2016 y 2022, se observan como estas son las que más incrementaron su participación en el total”. “El incremento de la participación de la generación bruta de electricidad proveniente de energías limpias se ha logrado a partir de distintas fuentes y tecnologías, que alcanzaron un total de 106,171 Gigawatts-hora (GWh) en 2022. En 2016, la energía proveniente de hidroeléctricas era por mucho la principal fuente de electricidad, seguida por la central nucleoeléctrica de Laguna Verde y el conjunto de unidades de generación eólica. Para 2022 el incremento de la generación eléctrica a partir de plantas eólicas y fotovoltaicas desplazaron en poco tiempo a la energía nuclear al cuarto sitio de importancia entre las fuentes de energías limpias del país. En cuanto a la Generación Distribuida (GD) y los Contratos de Interconexión de Pequeña y Mediana Escala (CIPyME) que operaron de 2007 a 2022, se tiene que han ido cobrando cada vez más importancia en el país, y presentan un crecimiento exponencial. La energía producida por generación distribuida reportó 4,093.6 GWh a 2022, lo que equivale a un crecimiento del 104.2% en promedio anual respecto al 2016, que registró una energía producida de 56 GWh”
Pero hay que señalar que “El gas natural sigue siendo la base de los combustibles fósiles para la generación de electricidad, y ha desplazado al uso de otros combustibles fósiles tales como el combustóleo y el carbón. Del total de la generación de electricidad dependiente de combustibles fósiles, el gas natural pasó de 73.4% (191,435.3 GWh) en 2016 a 88.3% (230,973 GWh) en 2022. En este rubro, se encuentra la electricidad generada por la CFE, los PIE, así como por otros permisionarios mediante ciclos combinados y otras tecnologías como turbinas de vapor, turbinas de gas, motores de combustión interna, algunos de ellos con configuraciones y esquemas de cogeneración.”
Cuando se analizan estos avances se debe poner en perspectiva la extensión territorial del país y el tamaño de la población, además de lo significativo que ha sido llevar electricidad a la mayor parte de la población a lo largo y ancho del territorio nacional. De acuerdo con el INEGI, México cuenta con una extensión territorial de 1,964,375 km2, distribuidos en una superficie continental e insular; al mismo tiempo el INEGI contabilizó alrededor de 126 millones de habitantes en el último censo de 2020. Por lo anterior, ha sido significativo avanzar en todos los eslabones de la cadena de valor del sector eléctrico y progresar paralelamente hacia la transición energética del país, aún en tiempos de pandemia. Sin embargo, la energía eléctrica producida por combustibles fósiles sigue siendo la principal y es poco creíble que se invierta la proporción (entre energías fósiles y energías limpias) para el 2030.
Pero hay que tomar en cuenta que de acuerdo con la situación geográfica, recursos naturales y características de la demanda, México requiere diferentes tipos de tecnologías para generar electricidad.
En cuanto a la soberanía energética hay que anotar que el documento dice claramente que “De acuerdo con el BNE (balance nacional energético), México continuó siendo dependiente de mercados externos para abastecer los requerimientos energéticos del consumo nacional de energía durante el periodo 2016-2021. Esta condición se monitorea a partir del índice de independencia energética, que relaciona la producción nacional de energía y el consumo nacional de energía. Este indicador ha señalado una dependencia neta de energéticos provenientes de mercados externos desde 2015, condición que no se ha podido revertir hasta 2021”
Finalmente, en torno a las tres consideraciones que consisten en el crecimiento de la capacidad instalada, la transición energética para enfrentar el cambio climático y la soberanía energética, diremos que la primera consideración se esta cumpliendo, en cuanto a la segunda, avanza pero con ciertos obstáculos, pero no en la magnitud que se requiere para enfrentar el cambio climático y la última, pues queda claro que no se cumple.
Sólo faltaría ver si se esta disminuyendo la pobreza energética o se mantiene, y, por otro lado, las cifras de emisiones de gases contaminantes.
Con relación a lo primero, y conforme algunas cifras dadas a conocer por fuentes distintas a las oficiales se dice que la pobreza energética en la República mexicana se sitúa en 45 mil localidades que carecen de energía. Y del 2020 al 2022, el número de hogares en pobreza energética aumentó de 4.8 a 4.9 millones, lo que afecta a 14.1 por ciento de la población, equivalente a 17.9 millones de personas, de acuerdo con un análisis de México Evalúa. Y de acuerdo a los datos de la Universidad de Guadalajara más recientes (2024) “…reportan que en México 3.5 millones de personas no tienen acceso a servicios eléctricos”
En cuanto a lo segundo, se dice que de acuerdo al último (2020) Inventario completo que integró resultados hasta 2019, que es el más completo, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el país, ascendieron a 759.5 Millones de toneladas de CO2 equivalente (Mt de CO2e) en 2019, lo cual fue 1.8% mayor respecto a 2015.
El sector energético desempeña un papel de importancia fundamental en el desarrollo económico, por ello, las medidas en el campo de la energía deben ser compatibles con tres principios fundamentales: competitividad, seguridad de abastecimiento y protección medioambiental, buscando un crecimiento sostenible.
Sería recomendable promover, dentro del desarrollo urbano, el etiquetado energético de las edificaciones como una herramienta que informa sobre el consumo de energía y las emisiones de CO2 de un edificio. Esta etiqueta es importante porque permite conocer la eficiencia energética de una vivienda.