Horas después de haberse promulgado la reforma a la ley de la industria eléctrica, el juez Juan Pablo Gómez Fierro dio entrada al juicio de Amparo de empresas quejosas y determinó la suspensión provisional, primero, y más tarde, la definitiva en tanto no se dicte la sentencia correspondiente. Como era de esperarse, el presidente de la República envió una misiva al Consejo de la Judicatura pidiendo que se investigara al juzgador, bajo la sospecha que detrás de tal resolución está el “antiguo régimen”, la corrupción y el influyentismo que afectan a la mayoría y en especial al pueblo pobre. Solo sospecha. ¿Pruebas? Ninguna. ¿En qué consiste la afectación? No lo sabemos. ¿Quiénes son los actores de ese sabotaje? Un agrupamiento conservador y reaccionario. La temida oligarquía, protagonista de un pillaje y una injusticia que el Ejecutivo no permitirá y, de ser preciso, alentará una reforma a la Constitución. ¿Así de sencillo? Pasando por alto los tratados internacionales suscritos por el gobierno de México para proteger el medio ambiente, pues que los quejosos, amén de haber invertido ya en la aplicación de energías limpias como la eólica, ¿no están defendiendo la salud de la comunidad? De ser así, ¿en qué afectan al pueblo?
¿Habrá entendido el presidente la misión de los jueces, la mesura que representan, el uso de la razón a la que están obligados más allá de las pasiones políticas? Los jueces son factor de equilibrio en la vida democrática. Sin jueces fieles a la autonomía de su poder, a México solo le espera, con grave perjuicio para el presente y el futuro, la noche oscura de la vida republicana: el autoritarismo.
¿No sería más importante, en este momento tan doloroso dejar a un lado esa beligerancia y salvar la economía?: ¿No nos dice nada el cierre de un millón de negocios? ¿Tampoco nos aflige los casi doscientos mil difuntos por la pandemia? Al diablo con litigios que nos distraen, nos dividen y debilitan. Jueces que como Gómez Fierro honran su quehacer, encarnan la verdadera esperanza de México. Me congratulo que a la fecha haya determinado nueve suspensiones. Y que vengan más.
El presidente ha dicho que no se quedará callado. Los ciudadanos responsables tampoco. El juez Gómez Fierro no está solo. Le acompaña nuestra solidaridad.