Había prometido escribir sobre un balance de los contagios del COVID 19, después del primero en el que planteé algunos supuestos que le daban ventaja a Querétaro, principalmente en la zona metropolitana, que es donde se presenta un poco más del 60% de casos. En aquel artículo señale lo siguiente: la baja densidad poblacional, la temperatura promedio y el acato de la población a las medidas de aislamiento, nos daban resultados alentadores.
Ahora, después de ubicarnos en el semáforo naranja, lo que nos llevó a una mayor movilidad por la apertura de actividades más allá de las estrictamente esenciales, lo que nos ha mostrado, incluso un poco antes, desde el 9 de mayo, es que cada día se registran más casos de contagio.
El 9 de mayo se tuvo 255 casos y sólo 23 defunciones, pero para finales del mismo mes ya eran 973 contagios y 111 muertes, eso significa que aumentaron 32.6 contagios promedio por día. Y ya para junio aumento a 1,085 casos lo que representa 36.16 por día, mientras que el número de las defunciones se incrementó a 117, y finalmente, de principios de julio hasta el 17 del mismo, el promedio diario es de 50 y los fallecimientos disminuyeron en dos puntos, ya que se contabilizan 115.
Lo anterior sin duda alguna, nos revela que no estamos disminuyendo, ni alejándonos de la pandemia. Y ¿a qué se debe esto?, pues bien, por un lado, no ha cambiado la densidad poblacional, ni tan poco la temperatura promedio diario, ni el acato a las medidas, ¿entonces?, pues lo que vario fue la movilidad, ahora tenemos mucho mas movilidad y por ende, la probabilidad de contagio se incrementó, es decir, que ahora hay mucha más gentes circulando y en consecuencia mayor cantidad de contactos y tal como se demuestra en las cifras de arriba, ésta probabilidad creció dando mayores números de casos de contagio.
En sus inicios se estimaba un coeficiente de 2.7 contagios por cada uno contagiado, luego creció a 11.5 y ahora casi llegamos a 20, por lo cual, se puede intuir que la medida de liberalizar la movilidad no ha sido un acierto y sí a ello, le añadimos que sólo un 68% de la población observa la medida de llevar tapabocas, pues aumenta el riesgo de exposición.
No escapa el punto de que la población ha abusado de la movilidad, ya sea por que se ha confiado, por que percibe un menor riesgo y/o por razones de urgencia económica.
La gente divisa que hay más gente en la calle, y no se informa oportunamente de las cifras, entonces, actúa en forma socialmente colectiva por inercia, por repetición y comete el grave error de incrementar la probabilidad de contagios tanto en cantidad de personas, como en el número de contactos, dicho de otra manera, si hay 10 personas en la calle, y luego aumenta a 100 hay 10 veces más personas pero aunado a lo anterior, entonces el número de contacto es mucho mayor y ahí radica el juego de la probabilidad, pues una de esas personas circulando que se contagie, llevará el virus a su hogar y a sus amistades, con lo cual aumenta la cantidad de contagios.
Frente a esta situación, caben dos reflexiones: por una parte, el gobierno debe doblar sus esfuerzos de vigilancia para restringir la movilidad innecesaria y por la otra, la población también en términos de auto-regulación o auto-cumplimiento debe reducir la movilidad de sus familiares y el número de contactos, en tanto, que se refuerzan las medidas sanitarias en todos los comercios, transporte y centros de trabajo, sobre todo del uso del tapabocas.
Aunque, si tal análisis lo enfocamos desde la complejidad sistémica, entonces, nos llevaría a la conclusión de que el sistema, o sea, la movilidad social, se auto-organizaría, pero a partir de advertir la gravedad de la situación, es como una tragedia que tiene que llegar para que cambie la situación, sea consciente o inconscientemente.
En algunos otros países, ha sido el papel del Estado que restringe la movilidad, la clave del problema. ¿Será que en Querétaro somos capaces de auto-regularnos? Pronto lo sabremos.
Mientras, hay que emplear herramientas que están a nuestro alcance individual como el fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico, a partir de la alimentación y otras medidas naturales preventivas, así como, el de regular la movilidad y contactos de nuestros miembros de la familia.
Para finalizar, diré que la calidad del aire en la ciudad es favorable, pues no hay problema con las emisiones de partículas, ya sean PM10 o PM2.5, que podrían ser un medio para transportar el virus. Así es que tenemos varias ventajas y la pregunta obligada es ¿por qué desaprovecharlas? Es cuestión de conciencia colectiva, para ganar jugando a la probabilidad de contagio. ¿a qué color de semáforo le apuestas?
Más allá de cualquier opinión, esto es cuestión matemática, a mayor cantidad de personas y contactos, mayor probabilidad de contagios.