La mayoría de los ministros de la Suprema Corte de Justicia tundieron ayer al fiscal general, Alejandro Gertz Manero, y a la fiscal de la Ciudad de México, Ernestina Godoy. Su cruzada por meter a la cárcel a su excuñada y su hija, a quienes acusó de homicidio por omisión de su hermano Federico, fracasó. Gertz Manero quería que la Corte votara en contra del amparo y mantuviera la prisión para ellas, pero le dijeron que no. Diez de los 11 ministros de la Corte pidieron hacer un análisis de fondo del caso, bajo la óptica de los derechos de las señoras, y cinco pidieron claramente el amparo liso y llano, que deja a Alejandra Cuevas, la hija de Laura Morán, compañera por 50 años de Federico Gertz Manero, en el umbral de salir de la cárcel, si como adelantó el ministro Alberto Pérez Dayán, que preparó la sentencia, se suma hoy a ellos.
Todavía no se puede llegar a una conclusión definitiva del caso, porque aún no termina. Si Pérez Dayán se suma a los cinco ministros, la señora Cuevas saldría en libertad de inmediato. En breve se elaborará un nuevo proyecto de sentencia, en lugar de devolver el caso al Tribunal Colegiado, para que sea este órgano quien dictaminara la sentencia definitiva. Devolverlo, como planteó el ministro Pérez Dayán, fue rechazado por los ministros, que tuvieron una sesión difícil, inclusive incómoda, al haber quedado sin espacios de maniobra luego de la difusión de audios de Gertz Manero donde sugiere contubernio con varios ministros.
Uno de ellos era el presidente de la Corte, Arturo Zaldívar, que buscó cuidar a Gertz Manero, confirmando implícitamente la colusión con el fiscal general que quedó el descubierto en los audios incriminadores. Zaldívar fue respaldado, aunque sin los énfasis que le dio a su defensa del fiscal, por dos ministras incondicionales del presidente Andrés Manuel López Obrador, Loretta Ortiz, esposa del fiscal para delitos electorales y empleado de Gertz Manero, y Jazmín Esquivel, esposa del ingeniero José María Riobóo, muy cercano de López Obrador, de quien ha dicho la ministra que su papel en la Corte es para apoyarlo. Otro ministro que no pertenece al grupo de aduladores, pero contra el fiscal abrió una investigación, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, se alineó con Zaldívar, al igual que Mario Pardo.
Dos ministros investigados también por el fiscal, Margarita Ríos Farjat y Luis María Aguilar, se sumaron a Norma Lucía Piña, Juan Luis González Alcántara y Javier Laynez para pedir la libertad inmediata de las señoras Morán y Cuevas. Gertz Manero y sus operadores en el Poder Judicial, los subprocuradores Juan Ramos y Germán Castillo, podrían seguir presionando durante la noche para revertir lo que se perfila para ser un gran revés, pero difícilmente lograrán un cambio de posición. El otro problema, ajeno a la Corte, es que en el escenario que las liberen, no habrá una reparación de daño, ni habrá consecuencias contra la fiscal capitalina Godoy.
Godoy, que le tiene terror a Gertz Manero, quedó exhibida por los ministros como alguien que quedó a deber con la Ley. Los ministros hablaron de deficiencias e incapacidad, que llevaron a reabrir el caso y detener a la señora Cuevas en medio de irregularidades. Godoy, por proxy, fue fiel a Gertz Manero pero infiel a la justicia, al haber avalado con sus acciones una serie de abusos que cometió el fiscal contra su familia política. Paradójicamente, aún si se cancelara la orden de aprehensión contra Morán, y Cuevas recupera su libertad en breve, hay un daño que no está al alcance de la Corte, porque no era su Litis: las amenazas, chantajes y extorsiones del fiscal en contra de su familia política desde el 4 agosto de 2015, cuando Laura Morán encontró a Federico Gertz Manero con una herida causada por una caída.
A partir der ahí se desencadenaron acciones y tirones entre Gertz Manero y su cuñada, quien vio por última vez a Federico el día 29, cuando el fiscal y Ramos se lo llevaron. Desde ese momento le advirtió que la iba a acusar de homicidio por omisión. Cuatro semanas después de ese momento, murió Federico.
Un mes más tarde, Alfonso Jiménez O’Farrill, el abogado que tomó el caso de los amparos por su amistad con Fernando Díaz, casado con su sobrina y concuño del gobernador del estado de México, Alfredo del Mazo, renunció por amenazas contra él y su familia. Del Mazo había hablado con Gertz Manero, quien, les dijo, les pedía varios “objetos simbólicos” de Federico para que el conflicto amainara. Lo hicieron, pero nada cambió.
El 12 de octubre, Díaz les transmitió otra exigencia del fiscal para que le dieran la casa de Virreyes que su hermano dejó en usufructo para su compañera, y el dinero de las cuentas mancomunadas. También demandó la renuncia de Laura Morán a la pensión de 50 mil pesos que le dejó su hermano. Lejos de aliviar el conflicto, se agravó. Cuatro días después, al salir de su casa, agentes en un automóvil sin placas detuvieron a su hija Alejandra sin orden de aprehensión y la encerraron en Santa Martha Acatitla.
Para que todo cesara, le dijo Díaz a la hija de Cuevas, Gertz Manero quería un cheque de caja a su nombre y la renuncia de Morán a todo lo que le heredó su hermano. Le dieron 3.5 millones de pesos, que obtuvieron mediante un préstamo personal, entregado el 13 de noviembre. Para entonces, ya le habían dado todo al fiscal, y las no mejoraron sino empeoraron.
La primera sesión en la Suprema Corte ayer fue un duro golpe a Gertz Manero, quien más allá de cuál sea la conclusión del caso, saldrá impune del abuso cometido contra su familia política, a menos que en la sentencia final los ministros, sutilmente, hablen del ello, lo que es altamente improbable. La justicia, ciertamente, no es justa.
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