La colonización genera, entre otros muchos males perdurables, el complejo de inferioridad. Todo lo extranjero es bueno y por consecuencia todo lo local, es malo, corrupto, perverso, sucio, inmoral. Como los laboratorios farmacéuticos.
Todo apesta, excepto el indefinible e inabarcable pueblo. Ese es bueno, sabio, bondadoso y limpio, y sus males se deben al colonialismo perverso y la corrupción. Por eso incurrimos en actitudes absurdas un día si y al siguiente también.
Por ejemplo, las disculpas exigidas a la Corona española por la lejanísima conquista, cuando se le podrían pedir a los Estados Unidos retribuciones por el botín territorial de la guerra del 47, por ejemplo.
Se le dan las gracias a Donald Trump por la facilidad de los respiradores, pero una semana después se anuncia con címbalos y pífanos, la fabricación mexicana de ventiladores con tecnología nacional, dependientes de las investigaciones de empresas extranjeras y modelos del Tecnológico de Massachusetts; no del IPN o siquiera el Tec de Monterrey.
Los respiradores de la alegría con sus nombres indígenas (faltaba más) anunciados jubilosamente en el Palacio Nacional, solo eso tienen de nacional. Lo demás es foráneo. As í se publicó en este columna en abril pasado:
“…La doctora MEAB explicó cómo cumplirá con la orden presidencial de los 700 aparatos en menos de un mes. Porque se los pidieron para el quince de mayo.
“La explicación es larga, pero de ella sobresale la cadena de auxilio de los privados; es decir, los neoliberales responsables de toda herejía.
“…Un nuevo diseño que se debe gracias a que MIT compartió principios generales de un diseño que se basa en el uso de bolsas Ambu que tienen una isomorfía con los pulmones…
“…se está suscribiendo con el Insabi (SIC) por indicación del presidente de la república y articulando las capacidades de algunos de los centros públicos de investigación que están ahí alrededor del círculo más central Cidesi, Dydetec, Cimav, etcétera, se establecieron después de una búsqueda exhaustiva de posibles socios en la industria nacional, articulaciones con diferentes tipos de industrias…
“…encontramos una alianza realmente muy positiva con una empresa, parte del Grupo Safran, que son empresas aeroespaciales francesas que de manera muy generosa han ofrecido, ya están, empezando las líneas de ensamblaje con base en todos los planes de ingeniería proporcionados por el Cidesi-Conacyt, nada más esperando a tener las últimas pruebas y certificación por parte de Cofepris…
“…La empresa Mabe (48 por ciento de su capital es de General Electric), también va a colaborar de manera no lucrativa, igual que “ Zodiac Aerospace”, para, en este caso, ayudarnos a fabricar las tarjetas electrónicas de diseño original del Cidesi-Conacyt”.
Releído lo anterior no queda duda: sin los gringos y los franceses los orgullos patrios serían menores.
“…Tenemos una muy buena noticia para el pueblo de México –dijo ufano nuestro Señor Presidente– , el que ya se logró producir un ventilador con tecnología mexicana, un ventilador hecho en México, lo cual va a significar ser autosuficientes en este equipo que es básico, fundamental. No teníamos estos equipos”.
Pues mexicana, mexicana la tecnología, no ¿verdad? En todo caso se trata de un ensamblaje adaptado por nuestros ingenieros, como dijo la doctora AB.
Pero es notable cuándo llegamos a este importante momento del desarrollo científico envidia de cualquier habitante del Congo, mientras la prensa nos habla de algo verdaderamente de vanguardia en los países con real capacidad: Estados Unidos, los Emiratos Árabes Unidos y China, lanzarán este mes (EAU y China ya lo hicieron), cada uno, su respectiva nave no tripulada a Marte a donde los americanos ya han llegado con sus equipos científicos, desde hace tiempo y en ocho ocasiones.
Washington enviará en esta ocasión el “Perseverance”, una especie de “jeep” espacial, cuya función será recabar muestras en las cuales, los científicos de la NASA (totalmente neoliberales) “esperan encontrar fósiles de bacterias o de otros microbios y confirmar que la vida existió en el planeta rojo”.
“La NASA –dice el Diario de las Américas–,ha estado teletrabajando durante meses debido a la pandemia de COVID-19, pero el calendario no ha cambiado para esta misión en la que se han invertido 2.700 millonesde dólares”.
Nosotros, gracias a quien se le deban dar, a Dios o a la IV-T (viene siendo casi lo mismo), ya pudimos medio ensamblar un respirador con el auxilio del MIT y los industriales franceses de la aeronavegación, quienes son epígonos de la ciencia repudiada por el actual Conacyt.
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