Tras la cancelación del aeropuerto de Texcoco, magnífica opción para desahogar el Internacional ‘Benito Juárez’, López encontró en Santa Lucía, una base militar, la oportunidad de abrir el suyo: el AIFA que así llamó en homenaje a un artillero famoso de la Revolución Mexicana que nada tiene que ver con la aviación. Pero en fin, las ocurrencias sin límite de López todo lo validan. Sin haberlo terminado, lo inauguró solemnemente, hace seis meses. Para comenzar, lo que habría de costar 63 mil millones se elevó a 130. El costosísimo aedrónomo sería administrado por el ejército. El AIFA requería vialidades para entrar y salir. Pero nada se le dificulta a López: decidió que habría que construirlas. Y “pensó” en una autopista que pomposamente bautizó en el nombre de ‘Siervos de la Nación’.
Pero el AIFA nació muerto. Hoy luce semivacío: una ruina, que ha obligado a López a imponer que algunas líneas aéreas se ocupen de él para darle un poco de vida. Sin embargo, lo más chusco de todo es haber inventado la creación del ‘Grupo Aereoportuario y Ferreoviario Olmeca-Maya-Mexica y de Servicios Auxiliares’. Así SEDENA tendría su propia línea aérea y evitaría la bancarrota de la caprichosa determinación del “genial presidente”, pues que el solo mantenimiento de ese ‘Elefante Blanco’ tiene un costo de 25 millones mensuales.
Los altos mandos del Ejército deben estar felices: administración libérrima de los dineros en los megaproyectos a su cargo. Quiero decir, sin una normatividad que los restrinjan, sin transparencia ni rendición de cuentas. A un paso de la corrupción. Y López como el gran corruptor que ha despertado la codicia castrense.
Todo esto induce a pensar que el AIFA es un fracaso de políticas públicas. ¿Qué pasaría con los otros proyectos ‘insignia’ de López? El tiempo lo dirá. ¿Quién puede asegurar la continuidad de la Cuartoté con esas ‘corcholatas’ que se autopromueven ansiosas, sobre todo la Dra. Claudia Sheinbaun. ¡Cuánto desdén de López en así nombrar a su baraja de probables sucesores! Simples “corcholatas”.