En este año el Foro Económico Mundial que se lleva a cabo en Davos enfrenta fuerzas de transformación que representan un gran desafío. Dichas fuerzas son: la inteligencia artificial generativa, el entorno geopolítico inestable e inseguro, la urgencia climática desmedida, polarización política, y una fuerte deuda acumulada. Lo cual, configuran el nuevo escenario al que la economía debe adaptarse.
Dentro de los debates aparece el tema del cambio climático. Lo que ya ha provocado movimientos de personas, que con toda probabilidad se incrementarán. Pero más allá de los refugiados climáticos, se libran grandes pulsos por la primacía tecnológica —que acarrea subsidios, aranceles, tensiones entre gobiernos—. Y profundos debates sobre un impuesto global al carbón o, un mercado global del carbono, en el que en vez de invertir para lograr progresivas reducciones de emisiones en sectores muy costosos —como puede ser la industria pesada alemana— usar el dinero para promover acciones de producción de energía verde en sitios donde la inversión sea más rentable.
Por su parte los ambientalistas realizaron una acción de protesta estampando en la nieve el mensaje de ‹Vida sobre crecimiento›.
Asimismo, la ministra brasileña de Medio Ambiente y Cambio Climático, Marina Silva, expresó en el Foro que “los servicios proporcionados por la naturaleza no deben tener un «precio» debido a su valor tanto para el planeta como para los seres humanos”. Y también anunció la propuesta de Brasil de llevar a cabo un debate en el G-20 sobre los pagos por los servicios de los ecosistemas, con el objetivo de preservarlos en beneficio del planeta.
Llama la atención que una de las predicciones en Davos está relacionada con el clima. Pues en un informe sobre el impacto a la salud que podría generar el cambio climático, se prevé que este fenómeno causaría 14.5 millones de muertes hacia 2050. Debido a las enfermedades causadas por el aumento en la temperatura global.
Por su parte, Greenpeace en un comunicado aseguró que “El Foro Económico Mundial es sinónimo de economía a expensas del medio ambiente y de mayores desigualdades. El mundo industrializado depende de la explotación de la naturaleza y de un crecimiento económico sin descanso, pero en un planeta finito no puede haber crecimiento infinito. El mundo está enfermo por esa obsesión”.
Según el Foro en Davos, “en una década, los problemas dejarán de ser únicamente económicos y geopolíticos para convertirse en ambientales, tecnológicos y sociales. Los eventos climáticos extremos ascenderán hasta el primer lugar, seguidos por el cambio crítico de los sistemas de la Tierra, y en tercer lugar aparecerá la pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas”.
En cuanto a los fenómenos meteorológicos extremos, se señala que son los aspectos más vistosos del cambio climático. Por ello, en el 2023, se registró un despliegue de incendios, tormentas, huracanes y olas de calor extremas con graves pérdidas sociales.
Pero hay otro efecto que muestra de forma silenciosa lo que puede ocurrir en un planeta cada vez más caliente: la migración de los ecosistemas. Este fenómeno es el protagonista de un artículo recién publicado en Nature.
El estudio detectó que, debido al desplazamiento de biomas (paisajes que comparten clima, flora y fauna), se perderá el 9% de los servicios ecosistémicos para el año 2100, afectando, entre otras cosas, los servicios recreativos asociados a los bosques, recursos hídricos, productos forestales no maderables y el valor inherente de las áreas protegidas.
Y sobre los impactos en la economía, los investigadores concluyeron que, “hacia finales de siglo, los efectos del cambio climático en la vegetación, los patrones de precipitación y un aumento de CO2 reducirán en promedio un 1.3% el Producto Interno Bruto (PIB) de los países analizados. Sin embargo, la distribución de estas pérdidas será desigual: el 50% más pobre de los países y regiones del mundo padecerán el 90% de los daños al PIB, mientras que las pérdidas para el 10% más rico podrían limitarse al 2%”.
Bloomberg Línea que es un medio electrónico de información en negocios y finanzas de la región de Latinoamérica, informó que “ Los 20 desastres climáticos más costosos de 2023 generaron un impacto económico de US$4.000 por persona en los países en los que se presentaron, incluyendo incendios forestales, sequías, inundaciones o tormentas, de acuerdo al reporte Counting the Cost 2023: A year of climate breakdown.”
“El informe de Christian Aid, una organización británica sin ánimo de lucro, indica que los incendios forestales de Hawái encabezan la lista de los desastres climáticos más costosos de 2023 con US$4.161 por persona.”
Y “El segundo mayor costo per cápita fue provocado por las tormentas de mayo en Guam, de casi US$1.500 por habitante, como consecuencia del ciclón Freddy.”
Sin duda alguna, en el Foro de Davos, se ha presentado información crucial que impactará a la economía mundial, estando dentro de los factores causales la cuestión climática, no obstante, el Foro no plantea soluciones, sino sólo palabrería, discursos y buenas intenciones, lo que nos lleva a reflexionar, sobre el quehacer en el 2024 y los siguientes años sucesivos. Pero lo cierto es que la sociedad debe exigir a los gobiernos y empresas mayor responsabilidad, inversión ambiental y cumplimiento de las reglas legales ambientales.
Al final hubo una exclamación por parte del Secretario de Naciones Unidas que decía:
“Frente a las amenazas graves, incluso existenciales, que plantean el caos climático desbocado y el desarrollo desbocado de la inteligencia artificial sin barandillas, parecemos impotentes para actuar juntos. A medida que comienza el colapso climático, los países siguen empeñados en aumentar las emisiones”, (el secretario general de la ONU, António Guterres, en Davos).”