El fraude de Yasmín Esquivel, la despreciable Magistrada de la Corte, desató un escándalo que aún no concluye. Y yo me pregunto si es peor un plagio que firmar como de su autoría libros que no ha escrito. AMLO ha “escrito” varios títulos, entre otros: “La mafia nos robó la presidencia”, y una docena más, pero sospecho que es un “ágrafo” presuntuoso. Por su manera de hablar en sus “conferencias de prensa” deja ver una sintaxis desastrosa; amén de sus muletillas constantes: ese ‘este’ fastidioso que acentúa su dislalia. Ese ‘dijistes’ en vez de dijiste. ‘Estoy seguro que’ expresión a la que le falta la preposición ‘de’, pues debería decir: ‘estoy seguro de que’.
Cabe entonces la pregunta: ¿nadie hay que se le sugiera tomar un taller de gramática? ¿o es tal el miedo que infunde de su altísima señoría que sus allegados prefieren callar, a convencerlo a corregir sus oprobiosos errores?. ¿o creerá, en su ‘infinita soberbia’ como la llamó Miguel Barbosa que en paz descanse?
A caso mi comentario resulta banal. Pero se trata del presidente de la República, que hablando así nos confirma que el macuspano no pasa de ser un cacique republicano, un hombre sin cultura en la creencia de que su poder es tan grande que lo demás no importa.
* * *
Viene a mi recuerdo aquella carta que escribió como ilustre visitante en la embajada de México cuando estuvo en Washington en aquellos días de su infortunada amistad con el impresentable Donald Trump. Un desastre.