Javier Milei es todo un personaje que hoy ocupa la presidencia de la República Argentina bajo la bandera de “La libertad avanza”. Obtuvo el triunfo en la segunda vuelta con un porcentaje de votos, el más alto (56%) desde el retorno a la democracia. Es un hombre bien formado. Estudió su licenciatura en Economía en Belgrado; obtuvo dos maestrías, una en el Instituto de Desarrollo Económico y otra en la Universidad Torcuato di Tella y recibió un ‘Doctorado Honoris Causa’
Pero eso no lo hace una persona educada y gentil. En sus debates televisivos se caracterizó por sus fuertes insultos y su lenguaje soez y formas agresivas a la hora de expresar sus ideas. Como presidente se antoja un hombre ‘antisistema, disruptivo a rabiar’. Se propone un cambio radical que recupere la grandeza argentina. Pero es en el fondo un conservador: abomina el socialismo, acusa al Papa Francisco de comunista y se opone al aborto. Controla la instancia electoral, más, paradójicamente, respeta la división de poderes, y desaparecerá el Banco Central. El cambio que propone implica la reducción de los ministerios y está es su cabeza la dolarización de la economía. ¿Dará Argentina un salto al vacío?.
Con el gesto frustrado y a regañadientes, Cristina Kirchner le entregó el poder. Ni modo, está pagando los platos rotos. ¿Pero Milei logrará arreglar el desastre que dejó su antecesora?. Hago votos por así sea. Aunque presiento que ese excéntrico personaje lleve a bien puerto a ese pobre país que, dicho sea de paso, amo por el talento de sus escritores como Jorge Luis Borges y sus deportistas como Maradona y Messi. Que el Señor bendiga a ese gran país. ¡Viva el tango!.