Esperemos un tiempo prudente.
Dejemos a las aguas tomar su asiento, su nivel, su normalidad si fuera posible y cuando esto tenga menos importancia en el anecdotario de la ridículo desmesura de estos días y su presuntuosa cuanto fallida convocatoria a la Cuarta Transformación de nuestra patria a través de un partido sin vertebración, liderazgo ni programa real (puras frases hechas, puro populismo falso) y entonces revisemos estas frases a ver si entonces tienen algún sentido, algún significado más allá de la apresurada salida del paso mañanero en una conferencia de medios.
Le preguntan al fundador y líder (moral o político, lo mismo vale), sobre el sainete de su partido, ahora sin cabeza, ni pies, diría otro.
Con un presidente legítimo que amenaza tomar la Bastilla y luego se queda en la mera orilla, mientras la chusma lo toma chunga, y otro peor, aterido en la congeladora de su falta de visión.
¡Golpistas!, se llaman el uno al otro. ¿Se le puede dar un golpe de Estado a un partido, que no es partido?
Y prudente responde el fundador de esa Castañeda:
“…No, no, no opino de eso para no meternos en la cosa partidista, solamente cuando hay alguna cosa grave; pero no, esto no, esto es, vamos a decir, algo muy común en los partidos y ya que se pongan de acuerdo…”
Que los rijosos acuerden así como los delincuentes se abstienen del crimen. O los vamos a acusar a todos con sus mamitas.
Sin embargo hubo insistencia reporteril para reflexionar sobre los hechos en Morena, sin hablar de Morena. Fácil.
“…hay procesos de transformación que se llevan a cabo a partir de que un partido se constituye en la vanguardia y es el que lleva a cabo los cambios, hay muchos ejemplos sobre eso; y hay otros movimientos que los hacen los ciudadanos, sin los partidos, sin que el partido sea la vanguardia.
“Yo creo que la transformación de México tiene que ver con los ciudadanos, no hay ningún partido que pueda solo en México llevar a cabo una transformación, la están haciendo los ciudadanos…
“…Este es un movimiento amplio, plural, incluyente, es una transformación de todo un pueblo que ha decidido llevar a cabo una transformación, que ha decidido desterrar la corrupción del país para que haya justicia, para que no haya clasismo, para que no haya racismo, para conseguir entre todos una sociedad mejor…”
Pues si Morena no sirve ni para elegirse un dirigente, si las transformaciones nacionales no las hace el partido, ni de él proviene un gobierno cuya ideología y programa ejecuta a través del Ejecutivo de ahí surgido, sino la mágica espontaneidad de un pueblo pues déjenlo todo en manos del pueblo y su capacidad transformadora. Ni Flores Magón.
¿Por qué entonces se habla de los gobiernos priistas o panistas?
“…Nada más para que no nos confundamos también en eso una cosa es Morena y otra cosa es el gobierno. Partido, como su nombre lo indica, es una parte, partido; gobierno es todo…”
“…Por eso, tampoco puedo estar hablando tanto de estos temas y además porque lo que quisieran mis adversarios, porque son muy obvios, es que yo me inmiscuyera en estos asuntos y no me corresponde; además, ya tengo algunos otros asuntos que atender como para andar buscando meterme en otras cuestiones…”
Así pues si Morena necesita vejigas natatorias, a ver de dónde.
Confirma el señor presidente su aplicación de 16 o más horas diarias, en temas y asuntos de importancia para un estadista y no para resolver pleitos de compadres y comadres; si el legítimo y el espurio, si el golpista o el vulgar ambicioso.
Nada, nada, el Estado requiere un jefe de Estado y si el partido necesita un jefe de partido, pues rásquense con sus uñas.
Ya después nos explicará alguien cómo entonces todos los candidatos en la futura disputa electoral provendrán de las listas de Morena revisadas por la oficina presidencial.
También debería decirles el SP a sus correligionarios (Muñoz Ledo y Delgado); lo pecaminoso de invocar el nombre del Señor en vano y mencionarlo a él como escudo y pretexto para mentarle la madre al otro.
Les podría exigir: a mi no me usen para sus pendencias, no sean “pendencios” (neologismo formado por dos conocidas palabras).
Somos o no somos, dijo alguien
Y nadie le respondió.
NOMBRES
Si las ofensas son tan grandes, ¿por qué no le cambian de nombre a Colombia o al Distrito de Columbia?