Me duele, y mucho. Niños y adultos que fallecen por el desabasto de medicamentos. Carlos, Santiago, Alan y no sé cuántos. Miles tal vez. El libro de Javier Tello “La tragedia del desabasto” está empapado de indignación, casi de rabia pero escrito con un rigor analítico irreprochable. Todo comienza con una noticia escalofriante. Cuando el primer mandatario decide que la Oficial Mayor de la Secretaría de Hacienda concentraría todas las compras de los medicamentos, disposición acompañada de la desaparición del Seguro Popular.
Aquella constancia de cuatro décadas en las políticas y una continuidad en los programas, metodologías y formas, se van a la basura, producto de la ignorancia e incompetencia de una “ideología ciega”. Es el amanecer de un desabasto que se ha convertido en algo cotidiano, en el statu que del sistema de salud en México.
Una concentración absurda en manos del gobierno federal. Todo sin sentido, solo explicable por una supuesta ‘lucha contra la corrupción’, de esa cruzada fatídica como es “austeridad republicana” que de inmediato la Secretaría de Hacienda asumió con regocijo dado el jugoso presupuesto de 51 mil millones de pesos que los burócratas de esa dependencia no dejarán escapar, sin importarles la vida de los pacientes. Soberbia e indolencia frente a las madres y los padres de los pacientes oncológicos pediátricos de los niños con cáncer. Insensibilidad criminal la de ese señor que supuestamente gobierna. Solo atento a sus megaproyectos con los que el iluso cree pasará a la historia.
Un ejemplo: el Hospital de Balbuena no tenía, ni tiene recursos para comprar el material a un distribuidor, pues que el INSABI, el reemplazo genial de López al Seguro Popular, lo prohíbe. Y cito a Javier Tello: “el desabasto de medicamentos en México es el resultado de una surrealista mezcla de malas decisiones, incompetencia e ignorancia, aderezado con una enorme carga de ideología. Si alguien hubiera planeado que funcionara realmente mal no habría existido una mejor receta”. Es como si el gobierno hubiese decidido quitarle el corazón a un paciente sin tener siquiera un donador.
¿’Austeridad republicana’? Una patraña. ¿Ahorros? Nada de eso. Mezquindad solamente. La llamada 4T apesta. En materia de salud, impera la crueldad. Homicida.