En las redes sociales, ha circulado un video donde se puede ver a una banda de supuestos delincuentes persiguiendo a camionetas del ejército. El suceso dio pie a un insólito comentario de López en su mañanera. ‘Cuidemos al ejército, pero también a las bandas de criminales. Son seres humanos. Ya no es como antes. Nada de Ley de Talión, nada de ojo por ojo y diente por diente. Todos acabaríamos ciegos y chimuelos.’ El señor parece haber perdido la razón. No se trata de invocar un texto bíblico, sino de hacer valer el Estado de Derecho.
¿Cuidemoslos? ¿Quiénes? ¿El como custodio supremo? ¿Los ciudadanos? No nos corresponde. No es nuestra obligación, sino la de los jueces. Son ellos en cuyas manos está la aplicación de la Ley. ¿Ignorancia, confusión delirante de ‘Jefe de Estado’?. Indulgente con asesinos, envenenadores. En cambio perseguidor implacable de sus críticos: Loret de Mola, López Doriga. José Cárdenas. Interminable es la lista de los devastados. De los calificados como ‘conservadores’, ‘neoliberales’, y cuántos adjetivos pasan por la mente recelosa.
No dejo de preguntarme ¿qué hemos hecho los mexicanos para merecer a un personaje de tal calaña?. Un falso demócrata. Quién hubiera creído que un disque luchador de buenas causas, haya arribado a Palacio Nacional, no para gobernar sino para engañar, para mentir, para burlarse de todos, para cumplirse los caprichos que a su cabecita llegan como ráfaga condenadas al fracaso: un aeromuerto, una refinería anacrónica, un tren que devasta la selva como un ecocida sordo a las voces que advierten la destrucción de nuestro patrimonio natural; que gritan justificadamente: “Es un horror estar con López Obrador.” Como repudio a un autócrata aborrecible, pero pasajero. Pues que ya lo he dicho y hoy lo repito. ‘Nada ni nadie es para siempre’.