Tamara Gamboa Salcedo
La adolescencia es la etapa de transición entre la infancia y la vida adulta. Para la Organización Mundial de la Salud es la etapa que ocurre entre los 10 y 19. Representa una etapa muy particular del desarrollo, y un momento importante para sentar las bases de la buena salud.
Los adolescentes experimentan cambios rápidos que influyen en la manera en que se sienten, piensan, toman decisiones, e interactúan con el mundo que les rodea. Ocurren cambios físicos, sexuales, cognitivos, sociales y emocionales, que para enfrentarlos de la mejor manera, es necesario padres e hijos conozcan lo que es esperado en este proceso.
A pesar de que esta etapa es considerada como una etapa saludable de la vida, tras la pandemia Covid-19, están ocurriendo con mayor frecuencia enfermedades, traumatismos y muertes en los jóvenes de entre 10 y 19 años. La mayor parte de esos problemas se pueden prevenir o tratar.
Durante esta fase, los padres dejarán, paulatinamente, de ser los responsables del cuidado de la salud de sus hijos; y poco a poco los jóvenes irán tomando esa responsabilidad, hasta tenerla por completo al llegar a la vida adulta, estableciéndose las pautas de comportamiento que tendrán en la vida adulta. Para que esta transición ocurra de la mejor manera, los padres deberán ir dando libertad al joven, en la medida que va demostrando responsabilidad.
La adecuada educación para que los jóvenes desarrollen hábitos sanos en lo relacionado con la alimentación, la actividad física, el consumo de sustancias psicoactivas y la actividad sexual, es responsabilidad de ambas partes. En los primeros años, es más responsabilidad de los padres y poco a poco estos van entregando estafeta para que los hijos se vayan haciendo cada vez más responsables del cuidado de su salud, hasta hacerse totalmente responsables de ello.
Para crecer y desarrollarse sanamente, los adolescentes necesitan información confiable que les permita tomar mejores decisiones en relación a su salud. Muchas veces, los padres desconocen la información que sus hijos necesitan, no se sienten cómodos hablando de temas como sexualidad o uso de sustancias. De ahí la importancia de acudir con el médico para que pueda acompañarlos y educarlos en lo relativo al cuidado de la salud. Es necesario fomentar entornos seguros y propicios para que los jóvenes puedan externar sus inquietudes y preguntas. También, necesitan oportunidades para participar proactivamente en la planeación y la ejecución de las intervenciones para mejorar y mantener su salud.
Así como en los primeros años los padres confiaron el cuidado de la salud de sus hijos al pediatra, es necesario que en la adolescencia vuelvan a acercarse para recibir orientación, y de esa manera garantizar que sus jóvenes se conviertan en adultos que puedan hacerse cargo del cuidado de su salud.
Especialista en Medicina del Adolescente.
Colegio de Pediatras de Querétaro