Hace un año, el 5 de marzo a las 18:20 de la tarde, el Estadio Corregidora gritaba de terror; la desesperación de familias inundaba la cancha, el temor y la duda reinaban en el ambiente y el recuerdo quedó fijo, permanente en el estado, en México y en muchas partes del mundo. 365 días después el miedo se contuvo, pero la tristeza causada por el vacío impera en el Coloso del Cimatario.
La seguridad de un operativo que cuida al viento, al silencio. Ahora sí la custodia es celosa, la que no se tuvo hace un año, pero regresó al Corregidora, esa sí, desde hace varios meses.
Es común ver cada 15 días patrullas, binomios caninos y elementos que vigilan a los pocos que han tenido acceso a los partidos del Querétaro, jugadores, cuerpo técnico y medios de comunicación.
En el Corregidora parece que el tiempo de detuvo, que todo vive en lento recuerdo; de la afición se guarda el eco en la memoria, en la cancha, el futbol y las ganas tampoco aparecen y la directiva, la que retomó el control del equipo tras la sanción por parte de la Liga MX, aún no cumple con los requisitos para tener gente en las tribunas, pareciera que el interés murió aquel 5 de marzo por la tarde.
Y en algo tiene razón Mikel Arriola, presidente de la Liga Mx al decir “No tenemos prisa”, eso lo “avala” y se comprueba en el estadio. En un recorrido por los pasillos del Estadio Corregidora no se encontraron las 200 cámaras de vigilancia que exige la Liga Mx como requisito para abrir al público el estadio.
A un año de los hechos violentos que marcaron el 5 de marzo como fecha fatídica en la historia queretana, el Estadio Corregidora luce desolado minutos antes del duelo vs. Toluca. En un recorrido no se observan las 200 cámaras de vigilancia que exige la #LigaMX. pic.twitter.com/BWgc2SLxOB
— Plaza de Armas (@PlazaDeArmasQro) March 6, 2023
Mientras las autoridades han hablado para fijar una clara postura de no abrir hasta que se cumpla con todos los requisitos”, los dirigentes de los Gallos Blancos no aparecen por ningún lado para informar qué, cómo y si para el 19 de marzo habrá aficionados para el partido contra los Bravos de Juárez, con la paradoja del destino que quien dirige al equipo fronterizo era al que tenían los Gallos Blancos aquella fatídica tarde del 2022, Hernán Cristante.
Fue hace un año que el reporte de la Comisión Disciplinaria diera a conocer que “Durante el enfrentamiento en la tribuna sur-poniente, gran parte de la afición se vio obligada a saltar a la fosa que rodea la cancha, buscando con ello apartarse y protegerse de la confrontación, situación ante la cual, aproximadamente al minuto 60 del partido, elementos de protección civil decidieron abrir las puertas de los accesos que dan a la cancha para que el resto del público se resguardara en la misma”, cita el informe.
El resto de la historia es ya conocida, golpizas por todos lados sin que ningún momento policía estatal o municipal las detuviera para tranquilizar la situación o auxiliar a los heridos, lo que derivó los ceses por parte de Mauricio Kuri González a los titulares de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Miguel Ángel Contreras Álvarez y de la Coordinación Estatal de Protección Civil, Carlos Rodríguez Di Bella, más el regreso del equipo a Grupo Caliente.
Rumores de 17 muertos por parte de comunicadores de las televisoras, sin que ninguno se haya disculpado por sembrar la desinformación, 26 heridos, al menos cinco de ellos graves, estabilizados para ser llevados al Nuevo Hospital General, 72 detenidos por los hechos, hoy sólo tres acusados siguen bajo proceso, pero en libertad por efecto de amparos. De acuerdo con el Tribunal Superior de Justicia, a los detenidos se les imputaron los delitos de tentativa de homicidio, violencia en espectáculos deportivos y apología del delito; sin embargo, hoy todos han quedado en libertad.
Afuera sólo quedan las patrullas, un operativo que cuida a la soledad y a tres aficionados que llegaron a las puertas del estadio para buscar algún recuerdo del “ídolo” Tiago Volpi.
“Es mi ídolo desde que iba en el kinder, por él soy portero, por eso vine, por una foto que ya me tomé en el hotel, pero se me olvidó que me firmara el guante”, explicaba ilusionado Óscar Vázquez, niño de 8 años, que en compañía de su papá, vestía con la playera de Gallos Blancos, pero quiere que gane Toluca, por su ídolo, el guardameta Tiago Volpi.
“Nosotros estuvimos hace un año en el estadio en la zona sur, la verdad estuvo muy feo, sobre todo para los niños, por la imagen que se quedaron; nos dio mucho miedo, sí pudimos salir, la gente salió corriendo muy asustada”, dijo el señor Óscar Vázquez, quien a un año de la fatídica fecha afirma que sí volverá al estadio con su pequeño, aunque sin duda dijo que “seguramente lo hará, pero con mucho temor, con miedo”.