Sin duda es un derecho el acceso a la justicia ambiental, sin embargo, el centro de gravedad se esta desplazando de los órganos tradicionales de procuración de justicia ambiental hacia la ciudadanía y los tribunales del poder judicial.
No hace mucho que se conoció la acción judicial de un grupo de jóvenes en un estado de la Unión Americana, en donde se les dio la razón, y ahora también en las redes apareció un caso en el estado de Quintana Roo, donde un tribunal federal concedió la suspensión a un grupo de ciudadanos para cerrar un vertedero de basura en Cancún, pese a que previamente la PROFEPA ya lo había clausurado, pero seguían utilizándolo para depositar residuos urbanos y de otro tipo.
Y ahora se esta solicitando apoyo para la demanda de 6 jóvenes portugueses que enfrentarán a 32 gobiernos europeos en un litigio ante el Tribunal de Estrasburgo para proteger sus derechos frente al caos climático. Demanda que ha ya ha reconocido como urgente e importante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
De obtener una resolución favorable del tribunal, todos esos países se verían obligados a reducir de forma drástica sus emisiones de carbono y a abandonar el uso de combustibles fósiles.
Pues bien, el punto central de la discusión versa sobre el centro de gravedad para obtener la justicia ambiental, y todo indica, que ahora los protagonistas son los ciudadanos que emplean la litis para acceder a dicha justicia ambiental, pero, por otro lado, están los tribunales, que han comenzado a dictar resoluciones o sentencias a favor del medio ambiente y para proteger a los ciudadanos.
Lo anterior nos lleva a reflexionar que: a) hay mayor conciencia ciudadana de los problemas ambientales; b) que los ciudadanos ya no encuentran respuestas efectivas en los órganos tradicionales de procuración de justicia y c) que los tribunales judiciales ahora tienen mayor capacidad y entendimiento sobre las cuestiones ambientales y han venido siendo receptivos, para dictar resoluciones positivas y obligar a particulares y especialmente a instancias gubernamentales, a acatar la protección y conservación del ambiente en favor del interés colectivo ciudadano.
Ahora bien, cuando existe una resolución de un tribunal, no sólo se detiene, castiga, se sanciona, se multa, se obliga o restaura una actividad dañosa, sino que, en muchos casos, ante vacíos legales (en los distintos marcos regulatorios), se brinda una interpretación jurídica, válida y obligatoria que subsana dicho vacío de interpretación legal.( “Según un reciente estudio del proyecto Migraciones Climáticas, la falta de regulación en términos climáticos de las empresas de la Unión Europea es un escollo a la hora de que las compañías que están dentro de su mercado cumplan con los objetivos del Acuerdo de París, por lo que estas también podrían verse indirectamente afectadas por la demanda de los jóvenes de Portugal”, Climática La Marea, 2023)
Este desplazamiento del centro de gravedad de acceso a la justicia ambiental, resulta interesante, pues en los medios tradicionales, donde se presenta una denuncia o queja está sujeta a la respuesta de la autoridad (Tal como lo dicen en su campaña de medios estos 6 jovenes: “La inacción climática de los gobiernos supone una vulneración de los derechos humanos y, por eso, estos jóvenes han dado un paso adelante para protegerse frente a la emergencia planetaria.” Avaz, 2023), cosa distinta, es cuando se emplea un medio legal como una demanda, entonces, la autoridad judicial tiene la obligación de abrir las puertas al proceso de litigio para demostrar o no el acto que se reclama, y finalmente, dicha autoridad judicial emite su veredicto que es de cumplimiento estricto y obligatorio. Pues el no cumplimiento conlleva por desacato, a multas, inhabilitación (en caso de servidores públicos) y/o privación de la libertad.
Por otra parte, los juicios ambientales principalmente se están orientado hacia las cuestiones climáticas y para obligar a los gobiernos a actuar de inmediato y con medidas reales y efectivas. De ahí que el centro del debate legal es el cambio climático, que entraña diversos temas ambientales como las emisiones de gases de efecto invernadero, la calidad del aire, el uso y tipo de energía, la escasez de agua, el destino y reciclaje o re-uso de los residuos y, la pérdida de biodiversidad.
Pero también se trata, en estos juicios, de acciones colectivas, derechos difusos y bienes comunes, lo que en los medios tradicionales se les da poca importancia o se enfrentan a múltiples dificultades.
Así mismo, dichos juicios implican acciones a cargo de peritos ambientales, a fin de demostrar el daño, por lo cual ahora habrá una mayor demanda de dichos servicios especializados en materia ambiental, lo que se traduce en una justicia ambiental basada en la ciencia.
Pero no sólo entran en acción los tribunales nacionales y estatales, sino también las instancias internacionales, lo que lo vuelve aún mas amplio, integral y global (Alemania tuvo que volver a redactar su ley climática a raíz de una demanda de un grupo de jóvenes y, en los Países Bajos, un juez condenó a Shell a reducir sus emisiones, Avaz, 2023).
Finalmente diremos que estos litigios se caracterizan por ser emprendidos por jóvenes, que desean un futuro más seguro, limpio, con agua y vegetación, sostenible y de mejor calidad de vida para los humanos y demás seres vivos del planeta, ya que el discurso de heredar un mundo mejor, lo ven en riesgo, con desconfianza, incierto, con mucha incertidumbre o bajo la acción de simulación. (“… jóvenes de los Países Bajos demandaron a su gobierno por la inacción ante el cambio climático, obtuvieron una victoria inesperada. En una sentencia que destaca por su contundencia, el tribunal ordenó al gobierno reducir las emisiones de carbono un 25 por ciento para el año que viene. El año pasado tuvo lugar otro éxito revolucionario en Colombia, donde 25 jóvenes ganaron su demanda contra el gobierno por no haber protegido la selva amazónica colombiana. El tribunal concluyó que la deforestación vulneraba los derechos de la juventud y de la selva y ordenó al gobierno reducirla a cero para 2020. Y en Pakistán, una niña de siete años obtuvo el derecho de seguir adelante con su demanda por cambio climático por sus fundamentos, lo que establecía —por primera vez en Pakistán— que un menor tenía derecho a demandar ante un tribunal.” National Geographic, 2023)
Ahora los derechos a un medio ambiente sano y sus correlativos de derechos humanos, se verán ejercitados a través de tribunales judiciales, lo que nos hace pensar en una nueva gobernanza ambiental con nuevas figuras de acceso al derecho a la justicia ambiental, de acato inmediato y efectivo, frene a las actividades, prácticas, proyectos, políticas públicas o medidas contaminantes, degradadoras, extractivistas, erosionadoras, ineficientes que atenten contra la vida en general, los derechos humanos, los bienes comunes, los servicios ecosistémicos y en última instancia, en un mejor planeta.
Los expertos legales prevén que la cantidad de nuevas demandas solo aumentará conforme aumente la gravedad de los pronósticos científicos de los impactos del cambio climático. Lo que se ve en esta marea, liderada por jóvenes y niños, son personas que les dicen a sus gobiernos: “Habéis fracasado. Tenemos derechos y debéis respetar y proteger dichos derechos”», afirma Carroll Muffett, presidente y consejero delegado del Centro para el Derecho Ambiental Internacional, con sedes en Washington y Ginebra.
¡La contaminación atmosférica causa 6.7 millones de muertes al año!