Virginia Hernández Vázquez
La violencia no aparece de un día para otro. Muchas veces comienza en lo cotidiano: en la falta de respeto, en los comentarios que hieren, en los silencios que pesan o en actitudes que lastiman sin que nos demos cuenta. Y cuando la normalizamos, crece.
Cada 25 de noviembre recordamos la importancia de construir entornos seguros para todas y todos. No se trata solo de una fecha, sino de una oportunidad para reflexionar sobre cómo nos relacionamos y cómo podemos mejorar la convivencia en nuestras escuelas, hogares y comunidades.
En la Secretaría de la Juventud (SEJUVE) creemos que el cambio inicia desde las juventudes. Desde la información, desde la prevención, desde las decisiones que tomamos día a día. Por eso trabajamos para generar espacios donde las y los jóvenes puedan expresarse, pedir ayuda, compartir lo que viven y encontrar orientación cuando lo necesitan.
Impulsamos talleres, campañas y proyectos que promueven relaciones sanas, habilidades socioemocionales, comunicación asertiva y bienestar integral. También fortalecemos alianzas con instituciones educativas, organizaciones civiles y colectivos juveniles para llevar estos mensajes a más espacios y consolidar una cultura de respeto.
La transformación que queremos construir no depende solo de las autoridades. Depende de cada persona joven que decide escuchar, acompañar, apoyar y actuar cuando algo no está bien. Depende de reconocer que todos tenemos un papel en la creación de entornos seguros: amistades que cuidan, familias que dialogan, comunidades que no guardan silencio.
Hablar de violencia implica hablar de lo que vivimos todos los días: cómo nos comunicamos, cómo resolvemos conflictos, cómo tratamos a quienes nos rodean. Implica aprender a poner límites sanos, a pedir ayuda, a buscar apoyo profesional cuando es necesario y a elegir el respeto como base de nuestras relaciones.
Las juventudes de Querétaro son una generación que cuestiona, que propone y que está lista para construir un futuro distinto. Un futuro donde la convivencia sea más humana, donde los espacios sean más seguros y donde cada persona joven pueda desarrollarse plenamente.
Que este día sea un recordatorio de que el cambio no empieza con grandes discursos, sino con acciones sencillas. Con la forma en que hablamos, en que escuchamos, en que acompañamos. Con la decisión de ser parte de una comunidad más respetuosa, empática y consciente.
Porque un Querétaro donde las juventudes vivan, crezcan y sueñen en entornos seguros no es un ideal lejano.
Es una meta posible.
Y empieza contigo.





