Estudiantes de la Maestría en Filosofía Contemporánea Aplicada, asesorados por el Dr. José Miguel Esteban Cloquell, titular del Seminario de Filosofía Ambiental.
Recientemente, diversos medios han difundido la creación de un megaproyecto tecnológico que promete transformar el panorama económico de Querétaro y de la economía digital del país: la construcción de un “centro de datos” en el municipio de Colón.
Un centro de datos es un enorme almacén digital que resguarda, procesa y distribuye la información que usamos a diario. Éstos permiten el funcionamiento de redes sociales, plataformas digitales, comercio electrónico y servicios de IA.
El proyecto impulsado por CloudHQ, una empresa que provee infraestructura a corporaciones digitales, fue presentado por el director general de operaciones Keith Harney. La compañía planea instalar seis centrales de datos que prometen operar bajo estándares de responsabilidad social y sustentabilidad hídrica.
Hasta aquí el panorama parece alentador. El gobierno federal y el estatal ya han otorgado facilidades en servicios de energía, agua y adquisición de terrenos para el desarrollo del complejo. Querétaro se perfila así como una de las principales avenidas de la inteligencia artificial y de la llamada economía digital en México.
Sin embargo, cabe preguntarnos ¿qué repercusiones socio-ecológicas derivan de la instalación de estos centros de datos? En un futuro cercano, ¿será Querétaro el epicentro de la innovación tecnológica o el núcleo de una crisis multifacética que amenace el ámbito hídrico, energético, la calidad del aire y la explotación del uso de suelo?
Querétaro se ha convertido en un oasis tecnológico para las empresas internacionales que buscan invertir en su territorio gracias a una diversidad de factores: su ubicación estratégica entre EE.UU y América Central, su posición en el centro del país y sus condiciones geológicas, energéticas, económicas y políticas. Pero el factor más atractivo para estas empresas es la disponibilidad del suministro eléctrico, que significará un incremento del 50% en el consumo actual. A pesar de que empresas como CloudHQ se autodenominan sustentables y comprometidas con el medio ambiente, la realidad es que consumen grandes cantidades de energía eléctrica suministrada por la CFE.
Este problema refleja un conflicto entre el desarrollo tecnológico acelerado y la sostenibilidad ambiental, especialmente en zonas que atraviesan una crisis hídrica. En este contexto, las posibles repercusiones socio ambientales derivadas de la instalación de centros de datos en Querétaro, podrían provocar el agotamiento de recursos fundamentales como el agua y la energía eléctrica
A ello se suma la imposibilidad de conocer con precisión la cantidad de recursos que consumen estas empresas y de dónde los obtienen, dado que las autoridades las eximen de presentar manifestaciones de impacto ambiental (MIA). Los principios establecidos por la SCJN y el Acuerdo de Escazú garantizan a las comunidades el derecho a acceder a la información medioambiental de proyectos que puedan afectar sus vidas y territorios. No obstante, la falta de transparencia en las MIA genera dudas sobre si este derecho está siendo efectivamente respetado.
Asimismo, la presencia de estos centros se ha relacionado con reportes frecuentes de cortes de agua y energía, lo que sugiere que el acceso a estos recursos prioriza a las grandes corporaciones por encima de la población local.
CloudHQ afirma que minimizará el gasto de agua para generar un impacto positivo en las comunidades vecinas; sin embargo, la instalación de otros centros de datos ya ha provocado fallas eléctricas, como en la comunidad de Viborillas, Colón. Ante la falta de transparencia y acceso a la información surge la siguiente pregunta: ¿cómo asegurar que este centro de datos no traerá consecuencias adversas a la población y al medio ambiente?
Finalmente, es importante señalar que México se está convirtiendo en un destino atractivo para las empresas tecnológicas, ya que se les exime de ciertos impuestos por emisiones contaminantes, no existen leyes que regulen los requisitos medioambientales para los centros de datos y, además, se les otorgan facilidades para adquirir propiedades. Esta falta de regulación permite que muchas de estas empresas operen sin rendición de cuentas.
Noé Ovet Durán, Wendy Herrera, César Pascual y Víctor Uribe.





