“No es casualidad, que la piedra se haya convertido en el lienzo favorito de Víctor Cauduro, pues es ahí donde mejor se ha podido conectar con los materiales primigenios que ha aprendido a utilizar de una forma original, para seguir renovando las tradiciones milenarias más antiguas. La obra de Víctor Cauduro es testimonio de su propia originalidad y atrevimiento, ha explorado un sinfín de caminos que van desde los retratos de seres fantásticos y mujeres de gran belleza, hasta la flora de los desiertos o la fauna de los mares. También se ha abocado a revivir episodios de la historia mexicana como la fundación de las tierras de la Baja California”. José Eduardo Calzada Rovirosa.
Víctor Cauduro nació en la Ciudad de México en 1962 y desde 1998 radica en Querétaro. Es un artista perfeccionista, que como él mismo dice, puede ser una virtud o un defecto: “Al ser perfeccionista, no me conformo con que algo salga más o menos bien. Tengo una pasión por lo que hago y me encanta, trabajo de lunes a domingo y para mí es un gusto.”
“Llamamos realismo a aquella visión artística cuya función es producir una mímesis del mundo. La pintura de Cauduro es el resultado de una percepción que está más allá de lo real, en donde se combina lo que distingue la mirada con lo que recuerda la memoria, libera el sentido de la vista, descubre lo que no se puede ver en el mundo por medio de la mirada y permite asomarse a la magnificencia atrapada en la materia”. José M. Springer.
La pasión y el amor por el arte surgieron en él de una forma muy natural, desde niño. Su padre, de oficio arquitecto, poseía una gran colección de libros de arte, además de ser un excelente dibujante y pintor por hobbie. Otros personajes que influyeron en su carrera, fueron sus tíos Rafael Cauduro, pintor; y Fernando, arquitecto, que realizaba un dibujo perfeccionista.
Víctor Cauduro, desde que era muy joven, se volvió aficionado a visitar exposiciones en galerías y museos, que lo llenaron de inspiración. Ha sido un cazador espontáneo de materiales y buscador de la estética.
Con la sabiduría y la humildad aprendida de los antiguos clásicos que han sido grandes maestros, a los 19 años se adentró a conocer y estudiar las obras de los clásicos europeos y decidió dedicarse de lleno a su pasión. Fueron meses de intenso trabajo en el dibujo, a donde quiera que iba. Regresó a vivir a la Ciudad de México y comenzó a vivir de la ilustración y de la caricatura para periódicos, revistas y libros: “Mi inicio fue en 1983, me enorgullece ser autodidacta. Mis grandes maestros murieron hace más de 300 años, fueron los clásicos europeos como Velázquez, Goya, Murillo y Rembrandt. Tuve el placer de estudiarlos de la A a la Z’; me preguntaba: si ellos pudieron, por qué yo no. Ahí inició mi carrera en el lienzo, acrílico, óleo, entre otras técnicas”.
“El encuentro de Cauduro con la piedra como soporte material de su obra es el reencuentro del hombre con la eternidad de la forma. Como cualquier artista que se precie de ser absolutamente moderno, existe en él un reconocimiento pleno de lo radicalmente antiguo. Su obra parte de la asunción fundamental del creador como reencarnación constante del infante prelógico y del chamán de las sociedades preliterarias”. Ignacio Padilla.
Cauduro recuerda cómo comenzó a utilizar la piedra como lienzo: “La piedra en placa comienza en mi carrera cuando viví en Baja california y en un recorrido por la sierra encontré una piedra de río, sobre la cual pinté una mujer dormida, como si la piedra fuera un almohadón. Llevo 25 años pintando piedra natural y siendo muralista. Algunas de mis obras se encuentran en el Palacio de Gobierno, el mural de la obra pública en el Museo Regional, en el Salón del Virreinato, donde se representa la sociedad queretana del siglo XVII. Los soportes de estas obras son mármoles queretanos de Vizarrón”.
La evolución desde piezas pequeñas de piedra, a los murales, lo han llevado a emplear la piedra ligera de poliestireno, un material muy resistente que ha sido probado por el artista y que ha perfeccionado a prueba y error para realizar sus obras. No se rompe y resiste a las inclemencias del tiempo.
Los agentes inspiradores para Víctor Cauduro son la historia, la cultura del tequila y la gastronomía mexicana: “Me gusta realizar investigación sobre los orígenes del lugar donde nos encontramos. Todos los temas tienen su encanto, desde el proceso de la elaboración del tequila hasta la obra sobre el Gallo de oro, inspirado por el guion para cine escrito por Juan Rulfo, uno de los grandes autores. Yo hice mi adaptación del Gallo de oro de Rulfo en piedra natural. Otra fuente de inspiración es la brillantez del ser humano, que te deja mucho que pensar. Así como hay ángeles, también hay demonios y muchas veces lo que se tiene en la cabeza es una piedra, por eso es el hombre de la cabeza de piedra”.
“Mi obra expresa temas muy variados, algunos de ellos se encuentran expuestos en el Palacio de Gobierno del Estado. Abarcan temas de la historia de México, la Independencia está a la entrada, le sigue la restauración de la República, encabezándola Juárez; después la Constitución de 1917, Carranza, los revolucionarios, el pueblo, el tren, el águila republicana. En el Museo Regional de Querétaro se encuentra la sociedad queretana del siglo XVII. También he tenido varias exposiciones individuales a lo largo de mi carrera”.
Disfruto mucho sentarme a pensar qué viene, tengo un cuaderno de apuntes ya viejo y retomo las ideas que se me ocurren el momento de la creación, que es un minuto, la inspiración. La elaboración es la transpiración que de ello surge y que te va a llevar tiempo, la ejecución de la obra. Las ideas se me ocurren y las dibujo en ese cuaderno y luego las voy retomando, son variadas y reflejan la influencia de los lugares donde yo he vivido.
“Víctor Cauduro Rojas tiene en los ojos la eternidad, el eterno porqué. De repente, parece que no le basta la apariencia primera de las cosas y se acerca demasiado para verlas mejor”. Elena Poniatowska.