Rubén Cortés
El presidente va mañana a Colombia a encontrarse con su aliado ideológico Gustavo Petro, con quien comparte la tesis de que los capos no tienen la culpa: fue la pobreza provocada por el neoliberalismo, que los convirtió en criminales.
A su vez, el presidente de Colombia está inquieto con México, porque el peso colombiano de devaluó a causa de que los dólares de la cocaína ya no llegan a Colombia. “Esto evidencia una realidad económica”, afirma.
Sobre todo, Petro no recibe a su aliado ideológico en un buen momento, porque lo acusan de recibir dinero del narcotráfico su propio hijo, su exembajador ante el dictador venezolano Nicolás Maduro, su exnuera y hasta su hermano. Lo acusan de pactar con el narco.
Los señalamientos van de la mano con las referencias de Petro sobre los narcotraficantes, las cuales, al igual que la escuela chavista y nacionalpopulista, cree que los capos no eran criminales, sino que las carencias las que los convirtieron en cortacabezas.
De ahí la propuesta de Petro, muy cercana a la fallida estrategia del presidente mexicano de Abrazos y no Balazos: un “desmantelamiento pacífico del narcotráfico”, y la no extradición de los capos a Estados Unidos.
Sin embargo, en México ha provocado, hasta hoy, 165 mil 100 asesinatos en este gobierno. Además, el gobierno mexicano hizo en 2021 el menor número de extradiciones de criminales a Estados Unidos en los últimos 15 años.
Todo comenzó el 21 de octubre de 2019, cuando fue liberado por orden del gobierno mexicano el hijo de El Chapo, durante un operativo para cumplir una orden de aprehensión con fines de extradición a Estados Unidos.
“Se tomaron decisiones que yo respaldo y avalo porque estaban en riesgo muchos ciudadanos, tengo la conciencia tranquila, voy a exponer mis razones del por qué no a la violencia”, explicó el mandatario sobre su decisión.
El pavor de los capos es la extradición. En Estados Unidos les impiden hacer lo que hacen en las cárceles de sus países lo que muestra Epigmenio Ibarra en sus narcoseries: escapar, dirigir el cartel, hacer fiestas, ordenar ejecuciones….
Y el presidente electo de Colombia plantea “supeditar la extradición al desmantelamiento en paz del narcotráfico”. La extradición ha sido en Colombia una gran herramienta para castigar a los narcos: les aterroriza, desde la época negra de Pablo Escobar.
Como sea, en la visión chavista y nacionalpopulista del presidente mexicano y de Petro, hay que respetar los derechos de los criminales, y entender que ellos no tienen culpa de lo que hacen, sino las políticas económicas y sociales del neoliberalismo.
Así que se puede escribir desde ahora que la visita del presidente a Colombia será un éxito.
Porque él y Petro, son uno mismo.