El mundo se está calentando más rápidamente que en cualquier otro momento de la historia registrada y Querétaro no es la excepción, sufrimos las altas temperaturas con una pasividad preocupante. Los efectos los sentimos más, principalmente en las zonas áridas del semidesierto, pero la ciudad de Querétaro, con el reflejo térmico del asfalto, no se queda atrás. Se trata de un fenómeno global, pero ¿Podemos nosotros hacer algo para revertirlo? ¿Existe alguna urgencia para el cambio de paradigmas?
Muchos organismos internacionales y grupos de ecologistas hacen llamamientos desesperados por detener el calentamiento global antropogénico y la sexta extinción de las especies, sin respuestas claras y contundentes de gobiernos y medios de comunicación. Nosotros, la sociedad, no estamos lo suficientemente asustados para hacer algo verdaderamente radical que detenga este fenómeno Actuamos “como si” no fuese tan grave el calentamiento y las extinción de las especies, la nuestra, entre ellas. Estamos ya en una ventana de tiempo muy reducida para lograrlo, muy cerca del punto de no retorno.
Se requiere un conjunto de medidas radicales en todos los ámbitos, que no se han visto reflejadas en los planes de gobierno. Se trata de medidas excepcionales y de grandes inversiones, que ataquen el fondo del problema, si queremos sobrevivir a este fenómeno del calentamiento global.
Urgen medidas extremas de política macro, por ejemplo, lograr un cambio radical de la idea cultural del crecimiento económico. Se trata de no crecer, para ello tenemos que aprender a decrecer. Ver la vida de una forma totalmente distinta para que el objetivo político, lo correcto, no sea crecer, sino decrecer. Tenemos que aprender a decrecer (1). Los recursos del planeta no son infinitos, el modelo económico que defendemos ahora, nos está llevando a la destrucción del planeta. Hay que cambiar la manera de pensar y de actuar.
El calentamiento global es irreversible. En el corto plazo, sólo habrá dos tipos de comunidades humanas: “1. Aquéllas a las que el colapso tomará desprevenidas, y por ende, decrecerán a la mala, y 2. Aquéllas que, conocedoras de las raíces profundas (energéticas, termodinámicas) de la crisis civilizatoria, se pertrecharon en conocimientos y destinaron tiempo para construir organizaciones ciudadanas con la mayor autonomía posible en agua, energía y alimentos, los cuales serán capaces de mantener un nivel de vida sencillo, pero correcto, a pesar de la inevitable crisis civilizatoria”. (2)
Uno sólo de los aspectos, entre muchos otros, que más nos debe preocupar es el manejo del agua. En Querétaro los mantos freáticos se encuentran en crisis. Se requiere con urgencia un plan general de aguas para el estado. Que va desde la captación y filtrado del agua pluvial, hasta un cambio en la educación para el uso adecuado del agua y la promoción de sistemas de reutilización de aguas grises y jabonosas (3). Es imperativo plantear un nuevo manejo de del agua proveniente del subsuelo y de las aguas superficiales, que contenga no sólo medidas burocráticas, sino un amplio programa de comunicación, de educación y de obras públicas.
Uno de los efectos del desequilibrio generado en las temperaturas es la violencia y mayor frecuencia de tormentas. En este campo, estamos verdaderamente perdidos. Se ha actuado mirando al pasado, a las inundaciones que hemos sufrido antes, pero poco se ha planeado e invertido para evitar las más graves que vendrán éste y los años venideros. Debimos haber construido ya un gran número de presas, represas, jagüeyes, canales y bordos para retener y contener las precipitaciones enormes que vendrán. Se hacen gastos en pavimentar y repavimentar una y otra vez, como un negocio próspero, pero no se invierte en la construcción de bordos, presas, represas, ni en programas para reforestar y recargar los mantos acuíferos.
Falta una comunicación social para el uso responsable del agua, tanto de la que ingresa a las empresas como a las viviendas, así como la vigilancia de la calidad del agua que se descarga sea una prioridad para el estado si se pretende construir una comunidad sostenible.
En este contexto, concesionar el agua, es una medida por lo menos inoportuna, inútil y poco contribuye a la solución del problema, si se toma en cuenta el contexto de la grave urgencia del cambio climático y la escasez del líquido vital.
Es necesario establecer programas de manejo del agua que permita a los ciudadanos no sólo captar el agua pluvial sino también reutilizar (gracias a biofiltros) sus aguas residuales (grises) domiciliarias. Tales programas deben sumarse a un correcto, completo y bien supervisado sistema de limpieza de las aguas residuales de las empresas y parques industriales (vía plantas de tratamiento).
Si no se visualiza el problema del agua, en el contexto del calentamiento global antropogénico, poco se puede hacer. Lo sufriremos a las malas, sin previsión y sin hacer prácticamente nada. O sí, al revés, concesionar el agua.
(1) Tamayo, Luis (2020) Aprender a decrecer 3.0. Liberándonos del Alien corporativo., Universidad Autónoma de Querétaro, México.
(2) Turiel, Petrocalipsis, MRA ediciones, Barcelona, 2019, citado por Luis Tamayo (2022), El crimen perfecto, Ediciones Nandela, México. Página 267.
(3) Tamayo, Luis. Op. Cit. Pág. 220.