En las últimas horas hemos visto intentos de partidizar el tema del agua. Quiero dejar algo en claro: el agua es un derecho humano, no una bandera política.
Y esto no se debe permitir. Este derecho humano está por encima de partidos, de intereses y de coyunturas. Se trata de la vida misma y del futuro de nuestras comunidades.
El Programa Hídrico Estatal, que a lo largo de meses hemos venido construyendo, es la ruta que nos marcará cómo garantizar agua suficiente y segura para Querétaro. Ese debe ser el eje rector, por encima de intereses políticos o partidistas. El agua no debe dividirnos.
Desde el Consejo Consultivo del Agua de Querétaro hemos trabajado en la construcción de dicho programa. Ha sido un proceso plural y transparente, en el que han participado especialistas, universidades y organismos profesionales.
La seguridad hídrica no se construye con promesas, sino con certezas. Y esas certezas solo se logran con estudios rigurosos y con la mirada puesta en el largo plazo.
Detrás de todo el trabajo que hemos realizado está algo mucho más cercano: la certeza de que las decisiones que hoy tomemos marcarán la forma en que Querétaro protegerá sus fuentes de agua en los próximos años. Queremos un estado que pueda desarrollarse con equilibrio, donde el agua alcance para la vida cotidiana, para la producción y también para la conservación de nuestros ecosistemas.
Por eso pido, como Presidenta del Consejo, respeto al trabajo técnico. No se trata de decir sí o no a un proyecto, sino de garantizar que cualquier decisión se tome con responsabilidad, con evidencia y con visión de futuro. El agua no puede ser utilizada como herramienta de división; el agua tiene que ser punto de encuentro.
Creo firmemente que, si dejamos de lado la politización y caminamos desde la ciencia y la cooperación, Querétaro puede convertirse en un referente de gestión hídrica responsable. Esa es la ruta: una en la que el agua no tenga color político, sino memoria y futuro. Una ruta donde nos reconozcamos todos como corresponsables de cuidarla.
