EL JICOTE
A mi amigo Raúl Iglesias quien me alentó para escribir sobre el tema.
La constante que procuré enfatizar, hacer más visible, durante esta serie sobre el suicidio, que es ya un grave problema de salud pública y que es responsabilidad del gobierno federal hacerle frente, más aún cuando el Presidente López Obrador ha afirmado que los indicadores económicos no pueden ser los que determinen la prosperidad de los ciudadanos, y sostiene que su objetivo es la felicidad de la gente; el bienestar de su alma. La pregunta sería: ¿cuáles son los hechos que prueban el dicho presidencial de que la gente es feliz y, en su caso, ¿qué está haciendo el Ejecutivo o qué va a hacer para combatir lo que nubla el bienestar del alma de los mexicanos? El ascenso del alcoholismo, la drogadicción y el aumento en la tasa de suicidios, nos dicen indiscutiblemente que la gente no es muy feliz que digamos y el esfuerzo y las políticas de las autoridades federales no son suficientes. Con datos duros probé que el suicido en Querétaro no es un problema menor. Según datos del INEGI, en Querétaro se registran poco más de 6.6 suicidios por cada 100 mil habitantes, mientras que el promedio nacional es de 5.2 lo que coloca a la entidad en el lugar 12 con mayores muertes por esta causa. Marbella Espino Cortés, Jefa del CESAM, Centro Estatal de Salud Mental, reconoce que el aumento de suicidios en el Estado es alarmante y se concentra principalmente en los municipios con mayor densidad demográfica: Querétaro, San Juan del Río, El Marqués y Corregidora. De acuerdo con la especialista, el diagnóstico de depresión está entre un 50% a un 70% de los pacientes que acuden a la consulta por prevención de la conducta suicida, y que de 2018 al 2019, se ha incrementado “dramáticamente”, al registrar 883 consultas hasta julio de 2019, cuando el año pasado habían sido 612. La peor de nuestras desgracias como queretanos es que el Gobernador Francisco Domínguez sigue considerando que el suicidio y todo lo relacionado con la salud mental no son problemas de salud pública. Si no hay sensibilidad social no importan las estadísticas. En los artículos hemos destacado la gran responsabilidad que tiene la familia en este grave problema. Aquí me detengo para ponerle luces neón a lo que debe ser nuestra mayor preocupación. En México, de acuerdo con los datos del INEGI, los suicidios entre menores de 15 años subieron 385%, 47 muertes en 1990 a 228 en 2016. Nuestros niños también se están matando. Según los especialistas el problema se agudiza, pues la familia prefiere ocultar la muerte de sus hijos en el caso de que se hayan suicidado, pues de alguna manera refleja un descuido de los padres. Después de tanto esfuerzo que se hace nadie acepta que su hijo no es feliz. Evidentemente los padres siguen subestimando los riesgos de navegar por internet y la influencia de los video juegos. Concluyo. Las causas del suicidio son multifactoriales, en el banquillo de los acusados están la familia, la educación, los medios de comunicación el sistema político, la cultura. Los suicidios, más los infantiles, sólo son la pústula de un sistema público y privado que está podrido. Todos podemos y debemos hacer algo para limpiarlo y hacerlo más sano.