EL JICOTE
¿Por qué la inciativa privada se niega a invertir en el proyecto de la 4T, a pesar de que López Obrador se ha revelado más neoliberal que un Chicago Boy? Las variables macro económicas que ha sostenido le dan credenciales para aplicar con una solicitud de empleo en el FMI. Veamos: hay una gran prudencia y estabilidad financiera; se respeta al Banco de México: el peso está fuerte; no hubo excesos en los salarios mínimos; la reforma fiscal se ha aplazado; se firmó el T-MEC, cediendo a la voracidad de los empresarios gringos: para evitar que Trump nos aplique los aranceles y de acuerdo con su demanda, se cuida nuestra frontera sur golpeando y correteando a nuestros hermanos centroamericanos, a tal punto que los gringos le llaman a López Obrador Juan Trump, Entonces ¿Dónde está el problema para que la inversión privada se resista a invertir? Creo que todo se reduce a que los empresarios no le tienen confianza al Presidente. No olvidan que durante su campaña y ya triunfador les llamaba “minoría rapaz”. Su discurso ha cambiado. Recientemente, en un emplazamiento tan ingenuo como el que hace al crimen organizado de que no delincan para no hacer enojar a sus mamacitas y a sus abuelitas, a los empresarios los convocó a tener “utilidades razonables”. Ya Marx había definido la actitud de la clase adinerada: “la avidez”. Me lo imagino delante de Drácula, invitándolo a que cambie su dieta de sangre por frutas y verduras. Pero hay otra razón que documenta la desconfianza empresarial: el Presidente con el cambio del aeropuerto de Texcoco no cumplió con su palabra. No discutamos si tuvo o no razón, pues López Obrador dio argumentos de todo tipo, como un mal boxeador que quiere ganar abrumando de campanazos. Los organismos empresariales tomaron la revancha, hicieron una campaña en las redes sociales donde aparecía López Obrador, afirmando y reafirmando que el aeropuerto se quedaría en Texcoco si los empresarios lo financiaban: “Al cabo que tienen dinero”. A pesar de los reiterados ofrecimientos de que estaban dispuestos, el Presidente se olvidó de su promesa. Con el capital no se juega y se la han cobrado. Otra causa de la desconfianza empresarial han sido las consultas populares, primero hechas por el Presidente a mano alzada y otras encuestas patito. De las primeras recuerdo una, se trataba de una forma de transporte que vinculaba a varios Estados, entre otros a Coahuila y Durango. En un mitin organizado por los concesionarios, con acarreados de ese sector, el Presidente le hizo la pregunta a los asistentes que si querían un cambio, por aclamación lo negaron y en ese momento, en un estilo muy a la Hugo Chávez, López Obrador echó abajo el proyecto, en el que ya habían estado trabajando e invirtiendo grupos empresariales. La reciente propuesta presidencial de crear un gabinete de inversiones es ya un acto desesperado. Hacemos otra respetuosa sugerencia al Señor Presidente: la clase empresarial. en México y en el mundo, es desconfiada y hasta miedosa, están en su derecho, requieren estabilidad, certidumbre, garantías, cuide Usted su discurso, cumpla su palabra, respete el Estado de Derecho. Todo ello con la convicción de que sin la participación del capital privado es imposible el crecimiento nacional.