EL JICOTE
Porfirio Muñoz Ledo ha dicho:
Que para satisfacer las demandas de Trump estamos violando la Constitución que garantiza la libertad de tránsito. Tiene razón.
Que Marcelo Ebrard está asumiendo funciones que le corresponden a la Secretaría de Gobernación, que es la que por ley es la responsable de la política migratoria. Tiene razón.
Que se está utilizando a la Guardia Nacional para detener migrantes y no para cuidar y proteger a los mexicanos contra la delincuencia. Tiene razón.
Que enviar a seis mil miembros de la Guardia Nacional para evitar la migración, apoyados por el Ejército y la Marina, es poner el muro en la frontera sur. Tiene razón.
Que es necesario luchar contra la intención de Trump de asestarnos el status de país seguro, pues eso sería tanto como hacer del país “una jaula” a los migrantes, que les daría ingreso al país, pero no les permitiría salir. Tiene razón.
Comparto prácticamente todas las aseveraciones de Muñoz Ledo, pero también considero que al Presidente y a Ebrard no les quedaba otro camino con tal de impedir la aplicación de los aranceles. Que de la misma forma que hay razones del corazón que la razón no conoce, hay razones de la política económica que el marco jurídico no conoce. Los efectos lesivos de los aranceles hubieran hecho crujir al comercio, al empleo, a la inversión y al peso.
Con lo que estoy en absoluto desacuerdo es que el Presidente, apoyado por funcionarios, legisladores y miembros de Morena, tan incondicionales y empalagosos en su apoyo a López Obrador, se le hayan ido a la yugular a Muñoz Ledo. Lo hicieron recordando sus cambios de partido, lo acusaron de ignorante y hasta de peligrosa disidencia. Reconocer y respetar la postura de Muñoz Ledo, no es solamente sano para la democracia sino muy conveniente para el gobierno. Es necesario que Trump considere que orillar a López Obrador a aceptar el status de tercer Estado o estación migratoria mundial, tendrá graves resistencias entre la opinión pública y el Congreso. Que imponer esta acción debilitará al mismo López Obrador y provocará una hostilidad que más temprano que tarde salpicará a Estados Unidos. Lo importante es que el Presidente, Ebrard y las huestes de Morena, reconozcan en Muñoz Ledo, no un enemigo al que es necesario apabullar, sino alguien que puede prestar una gran ayuda para la defensa de la soberanía.