JICOTE
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Siempre es bueno, tanto para los lectores como para su servidor, difundir las evaluaciones de otros analistas. La reconocida revista Nexos dedicó un número al primer año del Presidente López Obrador. Este es mi resumen del análisis de Héctor Aguilar Camín. Hay un gobierno de los símbolos y las palabras, y un gobierno de los hechos. El primero es potente, tiene altas calificaciones y se expresa en la popularidad del Presidente; el segundo es débil, sus errores son frecuentes y sus cifras débiles. El desmantelamiento de lo heredado es impresionante, incluye la cancelación del aeropuerto de Texcoco, la desaparición del Estado Mayor Presidencial, la abrogación de la reforma educativa, la suspensión de la reforma energética, la extinción de la Policía Federal. Del Seguro Popular; del programa asistencial estrella del Estado mexicano, Prospera, y del muy bien evaluado programa de estancias infantiles. Se trata de un proyecto presidencialista, centralizador, que no quiere intermediarios, controles ni contra pesos. En su proyecto son un estorbo la pluralidad en el Congreso, la independencia de la Corte y del Poder Judicial, así como los organismos autónomos, la soberanía de las entidades federativas, las organizaciones de la sociedad civil. Un Estado donde manda el Presidente por encima de la complejidad institucional. Ha puesto los cimientos de la red clientelar más grande que se haya diseñado nunca en el país. Es el regreso a un gobierno fuerte cuyo instrumento es el populismo y cuyo destino final puede ser la tiranía. Es un gobierno que fomenta el conflicto. Mi resumen de María Amparo Casar. La columna vertebral de su crítica se fundamenta en que la frase, todo un estribillo de López Obrador: “No somos iguales a los anteriores. No somos lo mismo”. Es una mentira absoluta y descarada. Da algunos ejemplos: los programas clientelares de los anteriores sexenios permanecen, se les cambian los nombres y se agrega el sello personal. A pesar de la reiterada promesa de lucha contra la corrupción, es un gobierno tanto o más oscuro que los anteriores: los programas no tienen reglas de operación; las adjudicaciones directas han superado a las de los anteriores sexenios, son el 78.3% de la asignación de contratos. Se prometió aclarar la publicidad pagada por el gobierno, no se ha hecho. Sorprende especialmente la Lotería Nacional, que sólo tiene un medio de comunicación. El control del Poder Legislativo es apabullante, no lo dice Amparo Casar, lo afirmo yo, en el caso de la Cámara de Diputados se perdió hasta el pudor, el líder de Morena, Mario Delgado, regaló de Navidad el libro de la Economía Moral y el retrato de López Obrador, tal vez pensando que si les daba un ataque de Alzheimer, por los brindis de año nuevo, los diputados recordaran a quien le deben estar sentaditos allí. Se ha clasificado la información del Aeropuerto de Santa Lucía, de la refinería de Dos Bocas. No se respeta la autonomía y en los nombramientos se mantiene la política de fiscales carnales; en los organismos autónomos las designaciones son para compañeros de partido y cuates. Quizá la designación donde el dedazo adquirió perfil de cinismo, fue el de la Presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Concluye Amparo Casar: “AMLO todo ha cambiado, pero todo sigue igual”.