EL JICOTE
Mientras los controlados designen, remuevan y cambien a su antojo a sus controladores la lucha contra la corrupción en el país es una farsa. Antes, frente a una situación semejante, decíamos que el responsable le hacía al “Tío Lolo”, ergo. “Tontejo solo”. El problema seríamos nosotros, si además se lo creyéramos. El reciente ejemplo sucedió en Nuevo León. El gobernador, Jaime Rodríguez, a quien de candidato le apodaban “El Bronco”, entre otras razones por sus críticas virulentas contra la supuesta corrupción del gobernador anterior, ahora en el poder hace todo lo posible para que no lo sometan a la rendición de cuentas. Tenía como Contralor a un colaborador suyo, decidió cambiarlo por otro más amigo y subordinado desde hace tiempo, el Poder Legislativo rechazó la propuesta, “El Bronco” en respuesta ha dejado acéfala la Contraloría del Estado hasta que los legisladores no le acepten al contralor que propone. De bronco pasó a descarado. En fin, mientras los controladores sean cuates, compadres y cómplices de los controlados, la lucha contra la corrupción está escrita en el país en papel mojado. Vayamos a un ejemplo de lo que ha sido la propuesta que hemos hecho y de la que se han visto sus buenos resultados en el caso de la Estafa Maestra: la necesaria participación de la sociedad civil en la lucha contra la corrupción. Es el caso de nuestro vecino y hermano Guatemala, que en once años han tenido un avance espectacular contra la impunidad. Resultados: se han identificado 60 estructuras criminales; se han hecho 34 reformas legales; se han condenado y metido a la cárcel a 310 corruptos, entre otros, a dos ex Presidentes. ¿Cómo ha sido posible esta hazaña milagrosa? Por la acción de la Comisión Internacional contra la impunidad en Guatemala. Esta organización ciudadana fue auspiciada por la Organización de las Naciones Unidas. La clase política es todo, menos tonta, El Presidente de Guatemala que termina su mandato y el que llega, han decidido no renovar el convenio con la ONU. En México la sociedad civil está restringida en apoyos por la mala opinión que tiene López Obrador de estas organizaciones, las llama: “Corruptas, conservadoras, reaccionarias y de derecha”. Otro posible candado contra la deshonestidad serían los “Testigos Sociales”, también vetados por el Presidente bajo el calificativo de “corruptos”. En fin todo indica que es necesario esperarse a que en las próximas elecciones se produzca una alternancia del poder para conocer las corruptelas de los gobernantes actuales. Siempre y cuando no se pongan de acuerdo en lo oscurito entre los que entran y los que salen. Posibilidad que tiene gran tradición, pues ya sabemos lo querendona, tolerante y complaciente que es nuestra clase política cuando se trata de los miembros de su etnia. Conocemos el resultado: aquí no ha pasado nada. No sé porque me viene a la memoria el caso de nuestro Estado. ¿Será porque me acordé de las enchiladas queretanas? En fin, lo menos que podemos hacer, es no seguirle el juego y que el gobierno siga en la lucha contra la corrupción haciéndole al “Tío Lolo”.