EL JICOTE
Ante el movimiento de las mujeres el Presidente al principio fue vago, indiferente, errático; regateando legitimidad a la indignación y justificada impaciencia de la cruzada feminista, ahora francamente les declaró la guerra. La hostilidad no es nueva, tiene como origen el rechazo que tiene López Obrador a la sociedad civil a la que considera parte de la mafia en el poder. Es necesario recordar que cuando era jefe de gobierno de la Ciudad se celebró una manifestación a favor de la paz, en la que los participantes asistieron vestidos de blanco. Aunque la causa era inobjetable, minimizó la marcha afirmando que sólo se trataba de grupitos de pirrurris ociosos. Uno de sus primeros actos como Presidente fue cancelar todo tipo de recursos a las organizaciones de la sociedad civil, la más grave, las Estancias Infantiles.
Dos argumentos ha expresado el Presidente para justificar la dolorosa punzada que le provocan las organizaciones no gubernamentales: la corrupción que existía en su financiamiento y la vocación conservadora de la sociedad civil. La primera hipótesis no dudo que tuviera razón, sí había desviación de recursos. En el registro de las organizaciones de la sociedad civil (OSC) al principio de su sexenio era de 41,300 y algunas de ellas eran francos negocios particulares. En su estilo de gobernar a machetazos a todas les canceló el financiamiento. Aún es más discutible que el “pueblo sabio” se transforma en conservador en el momento en el que decide organizarse; todos se convierten de príncipes en sapos neoliberales. El Presidente olvida las grandes colaboraciones que ha tenido la sociedad civil en su principal bandera: la lucha contra la corrupción. El Presidente ha borrado de su información que la “Estafa Maestra” fue descubierta por un portal de noticias apoyado por una organización de la sociedad civil: “Mexicanos contra la corrupción”, Recientemente la organización de periodistas Quinto Elemento Lab investigó que se crearon 171 empresas entre noviembre de 2018 y diciembre de 2019, empresas que recibieron dinero por 366 millones de pesos, en contratos de adjudicación directa siete de cada diez, es decir, sin licitación. Todo en la administración de López Obrador y en su “honestidad valiente”.
A pesar de su culebreada estrategia el movimiento feminista se percató de todos los intentos de López Obrador de boicotear su movilización y así lo manifestaron en sus pancartas: “Presidente, disculpe si desviamos la atención de la rifa”: “¿A cómo el cachito de empatía?”; “AMLO macho”; ° ¿A cómo el cachito de justicia?”. También hubo gritos y pancartas afirmando: “No se va a caer lo vamos a tirar”. El Presidente lejos de responder con mesura, por su tradición opositora o simplemente por su vocación de bravero de barrio, las retó a que promuevan la revocación de mandato. Un problema tan complejo como lo es la violencia de género el Presidente lo redujo a una pelea: ¡En esta esquina, el Peje, con treinta millones de votos, en esta otra, las mujeres, las que por cierto le dieron la mayoría de esos votos”!. La sugerencia es que más que llamar a la confrontación, debería analizar las peticiones de la movilización para integrarlas a su agenda de gobierno. Por cierto en ese análisis Señor Presidente; “flojito y cooperando”.