EL JICOTE
Hago una tregua a la saga de artículos sobre el tema de los diversos obstáculos que interpone el Presidente López Obrador para boicotear el diálogo democrático. Miles y miles de lectores, nada de que tres o cuatro, me han pedido que aborde el tema de la película El Guasón, soy muy facilito y además convenenciero, pues también aprovecho para promocionar mi libro: “La letra con humor entra”. Editorial Trillas, donde abordo el concepto general del humor y la risa como instrumentos de la educación. Respondo a la solicitud. La película es perturbadora, entre otras causas, porque es una transgresora de valores, pues presenta el mundo al revés, como tal vez anda. El primer ícono que destruye es la “carita feliz”, el rostro con la comisura de los labios hacia arriba representa la salud, la alegría; el relajamiento y el alivio a la tensión. El rostro de El Guasón es al contrario, el desquiciamiento, la tortura interna, la tensión. Al reír nuestro rostro se abre para mostrar los dientes, la parte más agresiva del cuerpo, la que muestran los animales cuando se sienten amenazados o se disponen a atacar. Los dientes, que pueden utilizarse para la manducación o para morder, en la risa los enmarcamos con un gesto amistoso. La risa con sus dientes expuestos, es un símbolo de concordia y de generosidad, El Guasón es ejemplo de que en la época actual todo es mentira, falso, el payaso que tiene como oficio hacer reír ahora es un asesino; su risa de espontánea simpatía y jovialidad en realidad es de odio y de agresión. Vivimos un mundo escenográfico, conservamos y promovemos el envase, pero el contenido se metamorfosea: es exactamente todo lo contrario. Shakespeare es un precursor en la descripción de la risa de El Guasón; “Hay sonrisas que hieren como puñales”. La risa del payaso es la risa como un problema cerebral pero regado por la incomprensión e insensibilidad de la sociedad. Y aquí está el aspecto cautivante de la personalidad de El Guasón, es verdugo y víctima; provoca terror y compasión. El humor tiene una ética, y lo bueno y lo malo no dependen exclusivamente de si el chiste provoca risa o no, sino que esta calificación también depende del respeto. No podemos soltar la carcajada ante la tristeza, la debilidad, la diferencia étnica, la elección de la sexualidad, la vejez, la pobreza y, por supuesto, la enfermedad. El capitalismo es indiferente a los demás, pero también aprovecha para medrar con sus deficiencias y miserias. El presentador del programa de televisión en el que aparece El Guasón, se burla de él, testimonio que nuestra sociedad no sólo consume cosas sino también personas y es capaz de todo con tal de vender un espectáculo. Ante la burla El Guasón es poseído por la ira, tal y como la define Aristóteles: “Es un apetito de venganza por causa de un desprecio manifestado contra uno mismo, sin que hubiera razón para tal desprecio. Acompaña al iracundo un cierto placer, porque ocupa su tiempo con el pensamiento de venganza”, En el individualismo capitalista el objetivo es ganar, enriquecerse. el individualismo postmodernista no tiene ideología ni prédica moral, la idea es vengarse, destruir; no dejar símbolo de riqueza o de superioridad social sin haber sido mancillado. La película se presta a tantos finales como espectadores, una cosa me parece que queda claro: El Guasón sobrevive y día a día gana adeptos.