EL JICOTE
Ya de por sí la 4T estaba en una grave crisis económica y política, cuando viene lo del Corona Virus y el Presidente saca lo peor de sí mismo: lento de reflejos, insensible, torpe, algo así como un ciego buscando un salero en cocina ajena. En las redes sociales hay una reñida competencia entre los mensajes de consejos contra la pandemia, los chistes del tormento de los hombres en el encierro y las burlas al Presidente. Y para los simpatizantes de López Obrador que consideran que yo le tengo mala fe, pues les sugiero que vean las encuestas de opinión en las que se observa que el gobierno cuesta bajo es su rodada. Por cierto, es algo que consigno, pero que por supuesto lo siento muchísimo.
El Presidente está consciente que está en medio de un diluvio de críticas, a tal punto que hace poco en una mañanera, en forma lamentable, mencionó que también había periodistas que lo apoyaban, citó los nombres de algunos y le sobraron dedos de la mano. Me conmovió su triste consuelo. Cuando se terminen esos contados editorialistas, va a aparecer el Presidente recordando a Cri-Cri: “Me quiere la escoba y el recogedor; me quiere el plumero y el sacudidor; me quiere la araña y el viejo veliz. Me quiere mucha gente que es feliz, feliz”. Para llorar con él.
Las benditas redes sociales son inclementes jueces, la principal indignación contra el Presidente es ese su gusto por sentar pública y cotidianamente a un supuesto villano en el banquillo de los acusados, algo que hemos venido mencionando en esta columna y que hemos llamado la cainización del país. Un mensaje repetido en las redes se resume así: “Malos contra buenos; ricos contra pobres; chairos contra fifís. Así no se construye un México fuerte. Las cosas buenas siempre pasan cuando México va de la mano. Empresarios, gobierno y sociedad civil. Cuando se dejan de hacer trincheras para tender puentes, se buscan soluciones no solamente culpables…sólo el que no puede culpa a otro. México necesita unidad de verdad”.
Un sector mayoritario de la opinión pública se queja de esa vocación del Presidente, que debe ser símbolo de unidad, y su gusto por asumirse como organizador de un palenque. Me impresiona, me deprime, me entristece, López Obrador en una situación tan grave como vive el país con la pandemia, la baja de los precios del petróleo y la crisis económica, todavía dedicarle espacio y energía a sus resentimientos personales. Se pregunta y responde: “¿Quiénes son los fifís? Los fifís son fantoches, hipócritas, doble cara, sabe lo todo, conservadores”. Que el Presidente gaste su tiempo y su imaginación buscando nombres y adjetivos despectivos para un grupo de personas, es realmente anti político, antipatriótico y desequilibrado. Procuro comprender a López Obrador, todo Mesías, todo Redentor necesita de un Judas; todo Súper Héroe de un villano. Decía mi abuela: quien de santo resbala hasta demonio no para, La postura de López Obrador tan poco institucional, tan carente de tolerancia y magnanimidad con sus opositores, ha resbalado de Mesías a Súper héroe, de Súper Héroe a un lamentable “Guasón”.