EL JICOTE
La recesión económica mundial que ha provocado el aumento del desempleo y la pobreza han hecho considerar a algunos estudiosos que estamos en el umbral del fin del capitalismo, mientras otros afirman que es al contrario, el Corona Virus catapultará la acumulación del capital; que cuando regresemos a la nueva normalidad, la ambición, el consumo y el ahorro se verán beneficiados. El becerro de oro será una vaca en el que toda la gente, sin discriminación alguna, peleará para colgarse de su ubre.
El problema es que los profetas estén en hundidos en una profunda crisis y ya es más seguro creer en el servicio meteorológico, que en los especialistas en el futuro de la sociedad. Mejor incursionemos en las experiencias que ya estamos viviendo y que se avizora se ampliarán y profundizarán. De aquí en adelante el prójimo es sospechoso y, eventualmente, hasta un enemigo. Las empresas que implican en sus servicios contacto humano entrarán en crisis o desaparecerán. Abrimos la época de la automatización, la robotización y la inteligencia artificial. Con el consiguiente aumento del desempleo, pues las empresas optarán por robots que no se sindicalizan ni se quejan por el pago de horas extras. El auge será para el comercio electrónico y la mensajería.
El contacto humano será un privilegio de los círculos más cercanos, la amistad, las relaciones familiares y, por supuesto el amor, crujirán desde sus bases. ¡Qué tiempos aquéllos! Cuando el amor, como escribía Lizalde, era el camino más corto entre dos cuerpos. Fatal consecuencia: el concepto de que un hombre sólo se hace hombre hasta que se ve en los ojos de una mujer, será obsoleto. Los sexólogos ya recomiendan diversas posturas en las que el contacto cara a cara es algo prohibitivo. Beber el aliento de la pareja puede ser mortal. Si Usted practica los nuevos nudos de carne, tendría la posibilidad de reciclarse profesionalmente y trabajar en un circo como contorsionista. Si tiene problemas de columna o no puede parado tocarse la punta de los pies con las palmas de las manos, mejor no aplique. Tendrá que recurrir a los avances tecnológicos para establecer relaciones físicas y emotivas. Los robots sexuales serán una opción.
Los programadores futuristas sostienen que la línea entre el sexo digital y el real es cada día más tenue, y que desde antes del Corona Virus ya representaba una alternativa erótica. Es casi seguro que las nuevas generaciones ya no buscarán a su media naranja sino un software que les acomode.
Un amigo decía que una mujer que no se queje, no reclame o no amenace es como una Coca Cola sin gas. Muy su opinión, pero el machismo con los robots deberá buscarse otros lamentos. Yo prefiero a la antigüita, aún pensando en ese duro momento: Hombre: “Amor, ¿Qué tienes? Has estado muy callada en la reunión. ¿Te pasa algo?” Respuesta: “No, nada”. Hombre: “Casi no has platicado con mis amigas. ¿Qué tienes?” Respuesta. “Nada, tú sigue gozando tu reunión. Ya cuando lleguemos a la casa platicamos”. ¡Ay Nanita! Pues aún así, prefiero todos los riesgos del contacto humano, como era desde endenantes.