EL JICOTE
Por supuesto que el país está cambiando, gracias a la 4 T ahora el pueblo sabio toma en serio los correos que navegan en las redes sociales y le gana la risa ante las declaraciones del Presidente. La última carcajada nacional fue la utilización de López Obrador de la palabra “caca” contra los malhechores. El asco es una de las antipatías más primarias generadoras de cultura, se utiliza en los principios de la infancia, pues de lo que se trata es de hacer consciente a quien se inicia a la vida de que aprenda a rechazar un determinado olor y la posible incorporación oral de algunos productos. Al cambiar el pañal al bebé, se le muestran sus excrementos y se hacen expresiones dramáticas como “Pichis, fuchi, caca”. Esta forma de asignar valores, y más viniendo del Presidente, es muy peligrosa y puede seguir extendiéndose al diálogo público, al rato se dirá que el patrimonio político se le está yendo a la 4T como pipí entre los dedos. Pero hay otro riesgo, además de convertir el diálogo nacional en una rama de la escatología y no de la política. Lo ilustro con una anécdota contada por mi recordado amigo Hugo Gutiérrez Vega cuando era diplomático en España. Un compañero en la Embajada de México contrató a una doméstica de una comunidad de una región liberal y espontánea, digamos semejante a nuestros alvaradeños. Una amiga les habló por teléfono y contestó la Lole, la mexicana quedó a tal punto impactada que decidió hablar con el diplomático:
“Ayer te hablé y me contestó la Lole, le pregunté por ti y me respondió tan directo como lo siguiente:
“No se la puedo poner porque está cagando”.
– Creo que debes darle una pulidita. –sugirió.
La esposa del diplomático habló con la Lole y le pidió que corrigiera esos giros de su lenguaje que resultaban un poco fuertes para algunas personas. Le recomendó que dijera algo así, como: “No puede ponerse porque está ocupada”; “salió un momentito”. La Lole escuchó concentrada la sugerencia y prometió enmendarse y cuidar sus palabras.
A los pocos días la amiga volvió a hablar. El diálogo entre la señora mexicana y la Lole fue el siguiente. Señora mexicana:
Quisiera hablar con la Señora
La Lole:
Pues no puede ponerse porque está ocupada.
Señora mexicana:
¿Y tardará mucho?
La Lole:
Pues yo creo que no, porque cuando pasó por aquí ya se iba pedorreando.
El problema cuando se le hace una crítica al Señor Presidente es que, como la Lole, lejos de corregir, exhibe peor el traspié y hasta lo amplía. Cuando se le criticó su molestia de abordar los feminicidios cuando era otro el tema que quería que le preguntaran, lo corrigió diciendo que tras el movimiento de las mujeres, había “mano negra”. Así que nos abstenemos en sugerirle al Presidente que corrija el uso de “caca”, su respuesta podría ser poner la “caca” delante de un ventilador. Mejor que ahí muera.