EL JICOTE
Vamos a buscarlos. No es posible
Hagamos una tregua en el análisis de los cien días para desmontar una campaña negra contra un compromiso que hizo López Obrador. Tomemos como referencia el siguiente hecho histórico. Manuel González ocupó la Presidencia de la República en medio del largo lapso de Porfirismo. En una ocasión el dictador fue a una audiencia con quien momentáneamente le había prestado la silla presidencial. Porfirio Díaz le dijo:
Señor Presidente, se aproxima el fin de su período y las elecciones se acercan. El motivo de mi visita es para informarle que no estoy interesado en participar en la contienda electoral y que no ocuparé la Presidencia de la República.
Después de escucharlo el General González se puso afanosamente a levantar papeles y a abrir cajones. Porfirio Díaz, sorprendido ante reacción tan inusitada, le dijo;
General, ¿qué hace? ¿No me ha escuchado lo que le dije?
González respondió:
¡Claro! Lo escuché. Dijo que ya no quiere ser Presidente de la República, y yo ando buscando al pendejo que se lo crea.
López Obrador ha prometido que no quiere reelegirse, nuestra actitud patriótica es buscar a los que ponen en duda su compromiso y recuerdan que durante su gobierno en el Distrito Federal también afirmó que lo dieran por muerto, que él no quería ser candidato a la Presidencia de la República. Busquemos también a los que se indignan porque quiere que su nombre y fotografía aparezcan en las boletas de las próximas elecciones federales, en lo que consideran es prueba de su intención de reelección. No es posible tanta desconfianza. Busquémoslos y acusémoslos de algo. ¿De qué? De “sospechosismo”. No vamos tener que abrir cajones, ni roperos, ni debajo de las camas, es una epidemia de incredulidad que debemos de detener. Aunque lo único que van a lograr es que el pueblo sabio le demande precisamente eso: que se reelija.