La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, advirtió en el Parlamento Europeo de que la actividad económica seguirá “débil” y confirmó que el emisor subirá otros 50 puntos básicos los tipos de interés en su reunión de marzo para conseguir doblegar la inflación.
“Aunque la confianza está en aumento y los precios energéticos han disminuido, esperamos que la actividad (económica) siga débil en el corto plazo”, dijo ante el pleno de la Eurocámara en un debate que tiene lugar un día antes de que los eurodiputados voten el informe en el que valoran la actuación del BCE en 2022.
En su discurso inicial, la francesa señaló que la economía de la eurozona “se ralentizó pero no se paralizó” en el cuarto trimestre del pasado año, dando lugar a un “resultado mejor de lo esperado inicialmente”, pero auguró, a pesar de ello, unos próximos meses de crecimiento lento.
Y eso a pesar de que “los riesgos para el crecimiento son ahora más equilibrados de lo que eran en diciembre” porque, aunque la guerra de Rusia en Ucrania “sigue siendo un riesgo significativo a la baja”, el descenso de los precios energéticos apoyará la actividad y los factores que amenazarían con empeorar la inflación también se han “equilibrado”.
A pesar de ello, la presidenta del BCE recordó que las primeras estimaciones apuntan a una inflación de la zona euro en enero todavía del 8,5 %, y eso teniendo en cuenta cálculos preliminares para la subida de precios en Alemania, por lo que “probablemente” se revisará ligeramente al alza.
“La inflación es demasiado alta. No hay dudas sobre eso. Y está dañando particularmente a los más expuestos, los más vulnerables y los menos privilegiados”, expresó.
En este contexto, insistió en que el BCE tiene la intención de “subir los tipos de interés otros 50 puntos básicos en la reunión de marzo” y después “evaluar la senda posterior de la política monetaria”.
“Mantener los tipos de interés en niveles restrictivos con el paso del tiempo reducirá la inflación amortiguando la demanda y también protegerá frente al riesgo de un cambio persistente al alza de las expectativas de inflación”, justificó.
El incremento de los precios energéticos y de otros costes de producción durante 2022 sigue afectando a los precios de consumo, explicó Lagarde, quien remarcó también que las fuerzas que empujan los precios al alza siguen “fuertes” y la inflación subyacente “se mantiene alta”, en el 5,2 % en enero.
Con respecto a este punto, y en respuesta a las intervenciones de algunos eurodiputados, la francesa también argumentó que el comportamiento de la inflación subyacente “no es solo atribuible” a los precios energéticos, aunque “han jugado y siguen jugando un papel importante”, pero ahora están acompañados de otros costes.
También enfatizó que los salarios están “creciendo rápido” apoyados en “dinámicas sólidas” del empleo, mientras que el debate principal en las negociaciones salariales que tienen lugar en la eurozona se dirige hacia “cómo pueden los salarios recuperar terreno en cierta medida con respecto a la inflación”.
“A pesar de que la mayoría de las mediciones de las expectativas de inflación a largo plazo se sitúan en la actualidad alrededor del 2 %, estas medidas justifican una supervisión continuada”, añadió.