Desde su campaña electoral el presidente López Obrador ofreció llevar el internet a las zonas más apartadas y una vez en el gobierno, a través de la CFE que creó una filial, CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos, se hicieron los primeros esfuerzos apoyándose también en una empresa privada, Altán Redes, con la contingencia de que esta empresa entró en concurso mercantil, es decir quebró y no hay internet para todos.
Hace unos meses, el Gobierno de la República, contrario a lo que dijo en la pandemia de que no iba a rescatar a ninguna empresa privada, lo hizo con ésta. Altán Redes es la primera empresa privada que rescata el gobierno de la 4T (¿no que no?).
Para rescatarla de la quiebra, Nacional Financiera y Banobras aportaron 161 millones de dólares. Este salvamento tenía el doble propósito de reducir a la vez la elevada exposición que tenían NAFIN, BANCOMEXT Y BANOBRAS, a quienes Altán Redes debía 13,658.6 millones de pesos. Es decir, abrieron un nuevo hoyo para tapar el existente, con la salvedad de que ahora en virtud de la aportación gubernamental, el gobierno será socio de la empresa y absorberá pérdidas que seguramente habrá si se privilegia la función social.
Gracias a la participación oficial, Altán Redes ha salido del concurso mercantil con la reestructuración de su deuda de casi 30 mil millones con 120 acreedores y un nuevo socio, el gobierno mexicano.
El negocio quedó así: La empresa nos debía 13 mil millones de pesos; para que nos pagara a los mexicanos y reestructurara la deuda con sus otros acreedores le dimos 161 millones de dólares y a cambio se obtuvo la mayor participación accionaria y se nombró por el gobierno al nuevo administrador y al Director de la empresa.
Una vez hecho el salvamento, el presidente anunció que se instalarán 5 mil antenas para extender la cobertura de los servicios de telecomunicaciones con el trabajo conjunto de Altán Redes y la CFE a través de su filial CFETeit, cuya participación aún no está definida ya sea que actúe como contratista o arrendador de infraestructura para la empresa, sin embargo parece que es lo mismo que al principio solo que ahora con la participación aún no clarificada de una empresa del Estado y otra de participación estatal mayoritaria.
El nuevo director de Altán Redes, ha solicitado una reforma legal que permita comercializar de manera directa el servicio de internet a usuarios finales, pues es la forma de darle viabilidad a este proyecto gubernamental que como otros, tiene muy dudosa rentabilidad.
Falta ahora lo que tengan que decir los grandes proveedores de este servicio como Infinitum, AT&T y otros que de prosperar la reforma legal que propone el nuevo director enfrentarán la competencia oficial. Ignoro si este ramo está en las reglas del TMEC, pero la participación oficial en la competencia ¿podría traer otro reclamo por la participación oficial y desleal en el mercado? Y la siguiente interrogante, ¿fue un buen negocio convertirse en socio de una empresa quebrada y transformar sus deudas en propias?
La Cámara de Senadores aprobó cambios a los artículos 76 y 78 de la Ley Federal del Trabajo para aumentar los días de vacaciones que puede disfrutar un trabajador. Suena muy bien, es justo y las razones que esgrimió Patricia Mercado, Senadora por MC, son impecables en su lógica legislativa. Por su parte los patrones a través de sus Cámaras, finalmente aceptaron aunque pidieron una gradualidad en la aplicación de las nuevas disposiciones vacacionales, misma que no fue concedida. Aunque se ha dicho que esto coadyuvará a un mejor rendimiento en el trabajo, no está claro cómo esta medida incrementará la productividad, más allá de la esperada motivación, compromiso con la empresa y la salud mental del trabajador que se dice, traerán aparejado un mayor rendimiento laboral.
Según la OCDE, entre sus miembros México es el país que más horas trabaja por año, 2,555 horas, mientras que en Alemania trabajan solo 1,365 y en EEUU 1,767 y la diferencia en la productividad es abismal. Según el Banco Mundial, el incremento de la productividad en México es de solo 0.8% anual, inferior al registrado para América Latina de 1.4 y bastante menor al que presentan los asiáticos que es de 3%. Para mejor ilustrar el punto baste decir que Alemania ocupa el 5 lugar en productividad y México el 51, es decir en México se trabajan más horas y se rinde menos. También es justo señalar que es el país en Latinoamérica en el que menos vacaciones disfrutan sus trabajadores, Brasil y Panamá otorgan 30 días, Chile, Colombia y Ecuador 16 días.
Si la intención de la reforma además de la justicia laboral, es el incremento de la productividad, hace falta el cómo. El petardo queda en manos de los empleadores y empresarios que tendrán ahora que discurrir cómo aumentar la productividad del empleado y cómo cubren las suplencias sin exprimir a los trabajadores que se quedan, o cómo lo hacen sin que repercuta en los costos y eso no se refleje en los precios al consumidor y en la salud económica de la empresa, especialmente en época inflacionaria como la actual.