Con el interés de desmantelar la idea tradicional que se tiene de la paz como la ausencia de diferencias, y para redefinirla como un proceso activo que requiere de estructurar e implementar estrategias sociales que estén basadas en la conciliación de conflictos, la crítica al orden establecido, la visibilización y el respeto a la diversidad de formas de vida y la participación popular; la Maestría en Filosofía Contemporánea Aplicada de la UAQ llevó a cabo el Primer Encuentro Nacional de Paz y Filosofía
En la mesa titulada “Porvenires y desafíos para repensar la paz”, Yuleni Navarrete Flores, académica de la UAQ, se basó en el contexto del río El Pueblito, municipio de Corregidora, para entender cómo desde los disensos presentes entre las autoridades y la población local, marcados por la escasez de agua y el uso ilegal del suelo, se manifiesta la necesidad de sentar las bases hacia una “paz ambiental”. Esto implica priorizar la cooperación entre los distintos sectores de la sociedad con miras a la planificación y ejecución de medidas preventivas, concientizadas, participativas y restauradoras, que generen condiciones de vida sustentables y de coexistencia armoniosa entre los humanos y su entorno ambiental.
Por su parte, Nubia Cortés Márquez de El Colegio de Michoacán habló de la cartografía más allá de lo que habitualmente se le atribuye. De hecho, argumentó que se trata más bien de una herramienta que permite el involucramiento de las sociedades en la construcción de representaciones y narrativas propias. De entre ellas, destaca la que comprende el cuerpo como un territorio individual que, sin embargo, se interrelaciona con su comunidad y, por lo tanto, es afectado por ésta.
Es así como, al ser reflejo del entorno que lo rodea, aquella corporeidad permite reconocer violencias específicas y diseñar planes de acción coherentes con su contexto y centrados en la resolución pacífica de conflictos y la transformación social desde la colaboración de distintas áreas del conocimiento.
Durante su intervención, Guillermo Ceballos del Tecnológico de Monterrey señaló el potencial innovador de la propuesta de la autora española Heike Freire como alternativa a las formas de enseñanza cimentadas desde el control, la violencia y el enajenamiento de los estudiantes con el ambiente. En su lugar, busca renovar el vínculo de la educación con la naturaleza, de manera que a partir del aprendizaje y de la convivencia con los seres vivos presentes en su espacio cercano, los alumnos aprendan a respetarla y se fomente en ellos el amor por la vida y, por consiguiente, una cultura de paz.
Finalmente, Gabriel Corral, de la Facultad de Filosofía de la UAQ, advirtió que la paz implica una conciliación activa y legítima entre las partes en disputa, lo cual es posible desde la práctica cotidiana del diálogo, el reconocimiento del otro, la empatía y el reconfigurar los espacios públicos como zonas que favorezcan la coexistencia desde la diversidad, concluyó.
Pablo Martínez Divulgación, Facultad de Filosofía