Mientras que para la defensora Teny Geragos, el caso que lo ha sentado en el banquillo por tráfico sexual y asociación ilícita, se reduce a un problema de “amor, celos, infidelidad y dinero”.
“Diddy”, también conocido como Puffy Daddy y P Diddy, de 55 años, está acusado de dirigir una red criminal que obligaba a las víctimas a participar en orgías bajo el efecto de las drogas, las amenazas y la coacción. De ser hallado culpable, podría ser condenado a pasar el resto de su vida entre rejas.
“Era un icono cultural, un hombre de negocios, más grande que la vida, pero tenía otra faceta, una faceta que dirigía una empresa criminal”, dijo la fiscal Emily Johnson en los alegatos de inicio del juicio, este lunes.
Johnson describió a “Diddy” como un delincuente violento que había prendido fuego al coche de un hombre y había colgado a una mujer de un balcón.
“Permítanme ser clara… este caso no trata de las preferencias sexuales privadas de una celebridad. Es de naturaleza coercitiva y criminal”, sostuvo mientras Combs, con el cabello cano, observaba atentamente rodeado por sus abogados.
Los alegatos iniciales sucedieron a la complicada elección de los 12 miembros y seis suplentes del jurado que sellarán su suerte al término de un juicio que puede durar hasta ocho semanas.
Los jurados deberán permanecer en el anonimato pero no estarán aislados. El juez Arun Subramanian insistió en que permanezcan alejados de lo que se escribe sobre el caso de gran repercusión mediática en la prensa y en las redes sociales.
Con pelo canoso, ya que están prohibidos los tintes en la cárcel donde aguarda el juicio desde septiembre pasado, Combs se vio arropado en la Corte del Tribunal Federal del Distrito Sur en Manhattan por su madre, Janice, y varios de sus hijos, entre ellos, sus hijas gemelas de 17 años.